Dándole la espalda al volcán, Inmaculada habla de su vida en pasado. Exactamente al final de esta calle de Todoque. En plena trayectoria de la colada. Su casa fue de las últimas en caer. Esperanza hasta el final pero la caprichosa lava, llegó a la puerta de su vivienda, ella y sus dos hijos lo perdían todo. De nada sirvieron los bloques de hormigón. Todoque y el símbolo de su resistencia, la iglesia, también caía y quedaba sepultada por toneladas de rocas incandescentes. Ahora vive en casa de una familiar y su hija fuera de La Palma.