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Juanma Moreno interviene en el reciente debate sobre el estado de la autonomía. | EUROPA PRESS

Análisis

La política andaluza: cinco años después del cambio

De los cinco principales candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía en diciembre de 2018, ya sólo acude al Parlamento Juanma Moreno porque ya no están ni Susana Díaz, ni Juan Marín, ni Teresa Rodríguez, ni Francisco Serrano; basta con mirar atrás para ver todo lo que ha cambiado en cinco años el tablero político del sur

La vigente mayoría absoluta del PP da idea del terreno que el bipartidismo le ha restado este lustro al imprevisible empuje del multipartidismo, que hizo posible aquel 2D la caída del PSOE

Ha pasado ya un lustro desde aquella noche electoral andaluza, del 2 de diciembre de 2018, en la que el PP se vio al fin cruzando la puerta del Palacio de San Telmo, pese a perder siete escaños respecto a los comicios de 2015 y contar sólo con 26 sillones. Sus peores resultados le supieron a gloria. Y la aritmética aniquiló cuatro décadas de gobiernos socialistas, con los 21 diputados de Cs y el apoyo parlamentario de Vox como compañeros de viaje. Basta con mirar a cómo era la política andaluza entonces para ver todo lo que ha cambiado en su tablero durante los cinco años transcurridos desde el cambio. De los cinco principales candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía de aquel 2D, ya sólo acude al Parlamento Juanma Moreno. Ya no están ni Susana Díaz, ni Juan Marín, ni Teresa Rodríguez, ni Francisco Serrano. Y la vigente mayoría absoluta del PP da idea del terreno que el bipartidismo le ha restado al imprevisible empuje multipartidista, que hizo posible la alternancia.

La hegemonía del PP

El hecho de que el PP ‘fagocitara’ a Ciudadanos y acaparara la rentabilidad electoral del Gobierno del Cambio se refleja, a día de hoy, en el Ejecutivo monocolor que tiene a Juanma Moreno instalado en una aparente comodidad. En una zona de confort que está siendo utilizada por la oposición para encomendarse a una especie de ‘efecto bumerán’. Por el hecho de que su propia gestión se vuelva contra él pasan los anhelos de la izquierda encaminados a que la hegemonía de los populares no se eternice. El de esta legislatura es, evidentemente, un Gobierno andaluz bastante diferente en sus perfiles y ciertas actuaciones al del ejercicio anterior. Y no sólo por la ausencia de un socio de Gobierno como Ciudadanos. El éxito del cambio andaluz fue reclamado por el nuevo PP de Alberto Núñez Feijóo y aquello propició el traslado a Calle Génova de dos baluartes como Elías Bendodo y Juan Bravo. Ahora, ha adquirido una relevancia que no tenía un histórico como Antonio Sanz, lo cual quizás entronque con el resurgir de Javier Arenas al que se asiste de un tiempo a esta parte.

Juan Espadas interpela a Juanma Moreno en el Parlamento. | EFE

Golpe al PSOE

El Gobierno del cambio convirtió en la gran damnificada a la presidenta andaluza saliente. A una Susana Díaz que jamás ha pronunciado desde entonces la palabra ‘derrota’ y siempre ha recordado que aquellas elecciones tan condicionadas por la pujanza del multipartidismo las ganó el proyecto socialista liderado por ella. Eso sí, sus argumentos no fueron aceptados ni en su propio partido. Y su intentona de ‘resurrección’ en el ecuador de la anterior legislatura fue anulado con la convocatoria de las primarias, que le arrebataron el poder del PSOE andaluz y la abocaron a dejar su escaño. Un lustro después, la antaño omnipotente Susana Díaz es senadora y tertuliana televisiva. Y esta misma semana se ha conocido que su ‘jefe’ en la Cámara Alta como portavoz del PSOE será el adversario que ocupó su timón. O sea, un Juan Espadas al que tampoco le va bien en el Parlamento andaluz y hace ver que repetirá como candidato a pesar del ‘nuevo trabajo’ en Madrid y de su batacazo electoral. De hecho, el entorno de Susana Díaz se rearmó tras la mayoría absoluta del PP y la pérdida de tres escaños andaluces o de varias diputaciones con Espadas al frente. Sin embargo, la resistencia electoral de Pedro Sánchez y el posterior voto de confianza al exalcalde sevillano han metido en un cajón la hipotética sucesión del líder andaluz, reclamada por el ‘susanismo’ y por otros sectores críticos de la formación progresista. A la vez que desarrolla una estrategia encaminada a erosionar a Moreno afeándole el deterioro de los servicios públicos, el dirigente socialista también afinará la composición de su núcleo duro y del grupo parlamentario en los próximos días.

El ocaso naranja

Más allá de la mayoría absoluta del PP, el cambio más radical que arroja cinco años después el Parlamento de Andalucía es la ausencia de representantes de Ciudadanos. Bastó una legislatura para que sucediera lo que en 2019 hubiese sido impensable: el ocaso naranja. La crisis nacional del partido liberal y la incapacidad para rentabilizar a nivel electoral la aportación de sus consejeros a los éxitos del Gobierno andaluz del cambio expidieron el certificado de ‘defunción’. La formación naranja pasó de 21 diputados a ninguno y buena parte de su cúpula andaluza se ‘dejó querer’ a la postre por el Gobierno monocolor del PP. Sin ir más lejos, el exvicepresidente de la Junta Juan Marín preside el Consejo Económico y Social de Andalucía. Es más, hace un par de días, compartió el protagonismo en un desayuno informativo para conmemorar la efemérides del decisivo 2D. Encima, lo hizo acompañado por otra de las piezas claves que no se alistó al actual Ejecutivo autonómico: el dirigente del PP Elías Bendodo, quien esta misma semana ha perdido los galones de ‘número 3’ nacional de su partido. Cuando menos, este acto reavivó la desmentida hipótesis de que Bendodo echa de menos su papel estelar en San Telmo.

Vox no es Ciudadanos

El PP se ‘libró’ en el verano de 2022 de tener que averiguar si hubiera alcanzado con Vox en un hipotético Gobierno de coalición la misma sintonía que tuvo con Ciudadanos. Y, de hecho, que Vox no es Ciudadanos sigue quedando de manifiesto en la labor de oposición que lleva a cabo la extrema derecha. Precisamente, la irrupción de sus 12 parlamentarios hace un lustro fue otra de las sorpresas del 2D. Luego, la subida a 14 representantes del 22J fue agridulce, hasta el punto que se produjo de forma paralela al conflicto generado por la intentona fallida de convertir a Macarena Olona en su ‘baronesa’ del sur.

El harakiri de la izquierda

Las fuerzas políticas situadas a la izquierda del PSOE han reincidido en sucesivos trances cainitas desde aquel 2D que trajo la alternancia. Lejos de hacer piña frente al centro-derecha, la izquierda alternativa andaluza empezó a hacerse el haraquiri con el fracaso de la confluencia de Podemos e IU, que desembocó en una descarnada guerra interna bajo el errático paraguas de la marca Adelante Andalucía. Teresa Rodríguez llegó a ser desalojada junto a otros ocho diputados afines del grupo parlamentario del que era portavoz. Luego, tuvieron que transcurrir tres años y una legislatura para que el Tribunal Constitucional le diera la razón a la política roteña. Y de aquellos polvos, estos lodos. En los comicios de 2022, una nueva alianza liderada por IU y Podemos dio otro ‘espectáculo’ y una imagen de fragmentación en la antesala de la cita electoral. Con el nombre de ‘Por Andalucía’, ese frente amplio se despeñó desde los 17 escaños que defendía hasta la actual presencia testimonial de cinco representantes. Y otro partido montado por Teresa Rodríguez, con la controvertida denominación de Adelante Andalucía, logró por su cuenta dos sillones y le arañó votos en las ocho provincias andaluzas.

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