Un refugio inesperado
La inmensa luz estalla en los cristales. Mediodía. Cerca del Mercado de Atarazanas | Vicente Ortiz
La inmensa luz estalla en los cristales. Mediodía. Cerca del Mercado de Atarazanas. «He regalado Amor, varias veces. Lo he comprado y lo he regalado. Ahora no tengo ninguno aquí. Me encanta regalar Amor». Es Z quien habla, con voz de recitador de Calderón en los bares. «Yo lo compré el otro día; el Día del Libro compré Amor. Pensé en robarlo, hubiera sido un acto bello, a la altura de los poemas de Vilas, pero soy un cobarde y no me atreví a robarlo, y lo pagué. Pagué por Amor». Ahora aparece A, con un enorme globo azul con forma de estrella, un globo volador y rebelde. A viene hacia mí, se abre paso con levedad entre este sol gigantesco de primeros de mayo. Sí. El mundo está bien hecho. Necesitamos la belleza, algo que nadie sabe qué es: se han quedado vacíos los platos y los vasos y las casas: la magia negra de los negros brujos de la City. El refugio del telediario es A, con su globo volador azul en forma de estrella. Insisto: el mundo está bien hecho.
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