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Apoliticismo imposible en la cúpula

El Judicial es un Poder del Estado que aplica la Ley y controla que se cumpla, interpretándola al hacerlo. Ahora su cúpula está a punto de choque de trenes con el poder ejecutivo y de paso con la mayoría –por ajustada que sea- del legislativo. Pero no se confunda la cúpula con la base real, que en España descansa en 4.000 esforzados jueces, en su mayor parte por oposición, que con medios limitados o a veces precarios hacen su trabajo de forma independiente y entre los que no se conocen prácticamente casos de corrupción. El problema está en que la cúpula –de compleja y discutida composición- tiene presencia significativa en el Tribunal Constitucional, cuya función primordial es controlar la legalidad de las leyes, o sea, de la alta política, una tarea en la que de modo inevitable se hace alta política. Solo cabe esperar que, por hacerla algunos, el choque no acabe en catástrofe.

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