Perdió el Unicaja otra vez en Gran Canaria (88-70). De alguna manera u otra, casi siempre se queda la victoria en la isla y este sábado, también. El equipo fue inferior al Gran Canarial durante gran parte del encuentro, se encontró a un rival muy sólido, a un Brussino en su versión MVP -35 puntos- y perdió una oportunidad de dar un golpe a la clasificación en Liga Endesa. ¿El arbitraje? Quizás no fue decisivo para el resultado final, pero fue muy malo hacia un Unicaja y un Ibon Navarro a los que no se respetó. ¿30 faltas? ¿Expulsado el entrenador? ¿De verdad?...
Los malagueños se enfrentaron a sus grandes problemas de fluidez ofensiva en estático. Lakovic lo entendió a la perfección. Trabajó muy bien la defensa de los bloqueos indirectos para los tiradores cajistas, habitualmente Kalinoski y a veces Carter. Fueron muy pocos los lanzamientos liberados. Si a eso se le une un mal porcentaje y una abismal diferencia en los tiros libres lanzados (37 a 12), hay razones para comprender la derrota.
El Unicaja no tuvo su mejor noche. Hay días en los que deslumbra y otros en los que cuesta más, como este sábado. Fue culpa propia, pero también fue responsabilidad del rival. La buena defensa insular dejó seco a un Unicaja sin ideas, espeso, menos coral y más dependiente de fogonazos individuales.
El Brussino-Carter estuvo bien para empezar. La mala noticia es que el estadounidense fue el único cajista capaz de sumar con fluidez (9-9). A partir de ahí, un primer cuarto muy áspero: tiros sin tocar el aro y muchas posesiones forzadas al último segundo (15-9). Lo paró Ibon Navarro y apareció Kravish para darle consistencia al ataque malagueño. La superioridad amarilla en el rebote y los 10 tiros libres locales -por 0 cajistas- fueron un buen ejemplo de lo visto sobre la pista. Lo mejor, el 19-16.
Con la idea de partir de cero, un vendaval vestido de verde, con Alberto y Djedovic a los mandos, arrasó el Gran Canaria Arena gracias a un parcial de 0-11. Lo frenó Lakovic a tiempo y los locales castigaron con la misma moneda (28-29). Otra vez, de vuelta a empezar, pero Brussino estaba tocado por una varita mágica. Al argentino se sumó Albicy y por el lado cajista contrarrestaron Perry y Kravish (40-37). Sin fluidez en ataque y sin contundencia para proteger el aro, el futuro era complicado.
Declive
El inicio del tercer cuarto hizo temblar al aficionado verde. El Unicaja estuvo desconocido. Mal en ataque y con problemas atrás. Khalifa Diop se desahogó con Kravish, Albicy parecía imparable (48-39). El resultado ya era contundente, pero es que la diferencia anímica entre ambos conjuntos era abismal. Ahora bien, a este Unicaja nunca, nunca hay que darlo por muerto. Los locales tuvieron una oportunidad de darle una estacada letal y llegó la resurrección de la mano de Brizuela (62-58).
Ahora quedaba el paso definitivo. Ese mismo que impidió un Brussino en modo MVP al que se le dio todo el margen para tirar. Ellos tenían al argentino y el Unicaja a Will Thomas. Sin hacer ruido, cogió la capa e intentó salvar a los suyos (73-70). Entonces llegó el show arbitral. Un triple de Albicy que no debió subir al marcador, una técnica de Alberto y la expulsión de Ibon -con sus correspondientes tiros libres- hicieron el resto. La desesperación y el exceso de revoluciones tampoco ayudaron. 88-70 -average perdido- y a limpiar la cabeza porque la semana que viene aterrizan en el Carpena el Galatasaray y el Baskonia.