Suplantar a Bon Scott nunca fue la misión de Brian Johnson al agarrar el micrófono de AC/DC en 1980. Tampoco estuvo en la mente de Paul Rodgers parecerse a Freddie Mercury al aceptar ser el cantante de Queen durante algunos años. «La gente nos daba motivos para seguir», aseguraba Álvaro Urquijo cuando le preguntaban sobre los motivos que le llevaron a continuar con Los Secretos tras el fallecimiento de su hermano Enrique en 1999. La historia de la música está repleta de cantantes que se fueron y cuyas bandas optaron por seguir ofreciendo sus canciones, siempre desde el respeto y el recuerdo.

La muerte de Roberto González Rockberto el pasado mes de junio hizo pensar en la irremediable desaparición de Tabletom. La pérdida del carismático vocalista situó a los hermanos Perico y Pepillo Ramírez en un punto sin retorno que les llevó a anunciar el fin del grupo.

Pero la noche del pasado 1 de octubre, día del homenaje a Rockberto y de la despedida de la banda en la sala París 15, la llama de la ilusión volvió a encenderse. Cerca de 3.000 incondicionales acudieron a escuchar las canciones de los malagueños cantadas por Kiko Veneno, Luz Casal, La Mari y Javier Ojeda, entre otros. Perico y Pepillo salieron encantados de todas las actuaciones, aunque fue la del vocalista de Eskorzo, Tony Moreno, la que más les impactó. «Fue terminar el concierto y empezar a hablar con mi hermano sobre lo bien que lo había hecho Tony», asegura Perico, que confirma que Tabletom volverá a los escenarios con el granadino como frontman.

Por su parte, Moreno asume con alegría y responsabilidad la tarea de ser el nuevo vocalista de Tabletom, grupo del que, dice, ha sido «fanático toda la vida». «Yo nunca he hecho otras cosas fuera de Eskorzo. Y el hecho de que lo primero que haga sea con una banda a la que admiro es una pasada. Es un regalo. Una suerte y un subidón».

Y si hay algo que Moreno tiene muy claro es que de ninguna manera pretende ser el sustituto de Rockberto. «Roberto es insustituible. Era un pedazo de artista con un carisma irrepetible. Era un tío que se dejaba querer y muy querido. Yo no soy Roberto ni lo pretendo. Yo canto como canto: no voy a imitarlo», sostiene, a la vez que afirma: «Sé que voy a ser ´la otra´, pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda».

El gran respeto y admiración de Moreno hacia Roberto va de lo artístico a lo personal. «Sobre el escenario me encantaba su manera de interpretar, totalmente irrepetible. Y como persona, su visión libertaria de la vida. Era un hombre valiente que vivía como a él le apetecía vivir».

El regreso de Tabletom ya tiene fecha: el 18 de marzo en el Teatro Cervantes. Después habrá una gira nacional –que ya cuenta con Granada y Madrid como primeras paradas–, pero el grupo quiere que sea en Málaga donde se inicie esta nueva andadura, cuyo único objetivo es seguir disfrutando de la música y las canciones de la formación.

«De pronto lo hemos visto positivo por todos lados. Queremos seguir tocando los temas de Tabletom. Y estoy seguro de que a Roberto le encantaría», afirma Perico, que se confiesa muy esperanzado: «Me hace ilusión tener un cantante que proyecte y que vaya a dar caña a la gente. Y si la cosa va bien, incluso haremos un disco con temas nuevos. Estamos locos por currar y seguir adelante».

Para el músico malagueño Javier Martín, que se ha incorporado como mánager en este nuevo proyecto, «que la banda continúe activa es la mejor manera de mantener vivo su legado». «Tienen muchas ganas de seguir tocando su música y es lo mejor que pueden hacer. La pérdida de Roberto ha sido una gran desgracia, pero estoy convencido de que a Tabletom le quedan muchas cosas por decir».

Lo mismo piensa Tony Moreno, que asegura que las canciones de Tabletom «están vivas». «Y eso es lo mejor que le puede pasar a un grupo».

Lejos de acomodarse en su más que merecida posición de banda legendaria, Tabletom, con nada menos que 35 años de trayectoria a sus espaldas, mira de cara al futuro y se enfrenta ahora una segunda vida. Eso sí que es rock and roll.