Los calcetines para no dormir no son sólo marcas de la precocidad de las bajas temperaturas. También informan del desbarajuste en la moral. Todavía hay gente que se desentiende de las contrariedades del sistema. Esta despreocupación genera una impotencia en aquel que sí se responsabiliza de sus actos (o mejor dicho, de los actos de los demás), se moviliza y se expone a las barbaridades que para otros son deberes. Los calcetines determinan la clase. Pero siempre existirá la gente que sobrevive a base de no posicionarse, de estancarse en una eterna neutralidad creada.

Es hasta envidiable, dicho con la boca pequeña, como señores con chaqueta hacen que todo les resbale entre los gemelos. Como sonríen con esa indiferencia que quiebra las paredes de la conciencia. En el lado opuesto, los que sí se posicionan son aislados por decir la verdad, como si opinar en plenas facultades fuera salirse de la línea marcada; que lo es para los que la dibujaron. Políticos y periodistas hay en los dos grupos, aunque hay una gran diferencia entre los periodistas de retransmisión in-directa y los supervivientes de esa retransmisión.

La fraternité es el meollo. Liberté, égalité, fraternité es el triángulo que nos desborda. La libertad se ejerce hacia dentro, simulando un narcisismo espontáneo y muy diestro. La igualdad se supone que al otro lado. Y la fraternidad... Se les olvidó a todos. Democracia deliberativa con tintes de meditación inversa, pues sin gobernados no hay gobernantes. Y los calcetines siguen allí, rotos y descosidos de los cambios de dirección en las pisadas. Descoloridos en su ocre tonalidad.

Son medias con un tacto esperanzador para lideresas y que se colocan con mano izquierda. Calcetines que abandonan el partido cuando su equipo va ganando, como los buenos entrenadores. Esperanza Aguirre se va de rositas hasta en las palabras de Vargas Llosa. El analfabetismo endémico siempre será temerario con respecto a las nuevas modas. Modas hablando de calcetines y modas con respecto a la forma adoptada para reprimir la voz del pueblo. Con un par.