Benedetto Marcello y Antonio Vivaldi aparcaron sus centenarias diferencias para ofrecernos, el fin de semana, la construcción de un género musical sobre el que pesa un extenso catálogo de más de tres siglos de vigencia: el concierto. Ambos modelan la forma desde perspectivas opuestas: por un lado, la tradición, encarnada por Marcello, frente a una estructura libre y cercana al oyente descrita por il petre rosso. Faltó no obstante una tercera figura que hubiese trasladado el escenario desde la República de Venecia al corazón de Europa en la figura de Bach, quien finalmente respaldaría la forma concertante en sus páginas para uno y dos violines.

La Joven Orquesta Barroca de Andalucía, tras el inesperado parón de meses pasados ante la falta de financiación excusada desde una orilla a otra del gran río andaluz, vuelve con mecenas privado para mayor sonrojo de quienes deben entender el talento propio como una prioridad y no un párrafo sólido cara a la galería. Vemos y escuchamos a una nueva generación, extraordinariamente formada, sobre la que tenemos una obligación ética y cultural de proveerlos de aquellos instrumentos formativos y divulgativos de eso que ahora llaman excelencia.

Aparcados en junio con un Haendel que desgraciadamente no pudimos disfrutar, la JOBA puso en el atril en los jardines del Seminario un paseo musical por la Venecia de Vivaldi y Marcello con la atenta mano de Barry Sargent, concertino de la Orquesta Barroca de Sevilla. Con él un claustro de profesores que han trabajado con los componentes del conjunto hasta llegar a plasmar la interesante propuesta ofrecida este sábado.

El programa desarrollado por Sargent y la JOBA se enmarca en un arco temporal de intensa renovación estilística situado en la independencia de la música instrumental de la vocal. Figuras como Torelli o Corelli constituyen una referencia para ambos compositores protagonistas. Mientras Marcello representa la tradición asentada en un estilo imitativo, Vivaldi construye la forma sobre la sencillez de temas reconocibles y el virtuosismo del intérprete.

Barry Sargent, al frente del conjunto, puso en valor estas ideas, resaltando un sonido más ceñido para el caso del Patricio Veneto; frente a la pluralidad y libertad de motivos descritos por Vivaldi en sus Cuatro Estaciones. Las traducciones interpretadas por la JOBA se caracterizarían por una introspección en esas dos perspectivas sonoras, sin exageraciones y cuidando las dinámicas hasta el punto de ofrecer lecturas personales de interés.