Seis y media de la mañana, Málaga todavía duerme y las calles aún están oscuras. Eva María Lara y Carlos Serrato,una pareja joven de Torremolinos, llegan a la puerta del Museo Carmen Thyssen para aguardar el momento de abrir las puertas a las diez de la mañana. Obviamente, fueron los primeros en entrar y contemplar la maravillosa pinacoteca que alberga el palacio de Villalón. «No he dormido nada de los nervios, me he levantado a las cinco de la mañana para venir, llevaba esperando este día mucho tiempo», asegura Eva María.

La hora de llegada de esta pareja al museo puede parecer un poco exagerada, pero visto lo que se montó luego en las inmediaciones del museo no fue tan descabellada.

Una media de dos horas de espera fue la tónica para todos los visitantes que decidieron visitar el Museo Carmen Thyssen Málaga en el día de su estreno. La calle Compañía fue durante toda la jornada un hervidero de gente, que aguardaba cola con ilusión por ver la extraordinaria colección que la baronesa ha traído a nuestra ciudad.

Pese a que la expectación por la inauguración del museo era máxima, ni el más pintado se imaginaba la avalancha de gente que iba a acudir al palacio de Villalón en su primer día. Desde el museo se esperaba una gran acogida por muchos factores, sobre todo al ser la primera jornada de puertas abiertas al público –la entrada es gratuita hasta mañana–.

Las interminables colas que recorrían la calle Compañía no fueron un impedimento para que malagueños y turistas se decidieran a esperar pacientemente. Y por lo que contaban los asistentes una vez concluida su visita al museo, sí que mereció la pena tanta espera. Todos salían por las puertas de la tienda del museo con una sonrisa, a la vez que fascinados con la pinacoteca y la magnífica arquitectura del restaurado palacio de Villalón.

«Le pondría una nota de 10,5 sobre 10, es precioso, en cuanto pueda voy a volver a visitarlo», asegura Laura Rodríguez, una amante del arte que ha visitado numerosos museos por todo el mundo. «No tiene nada que envidiarle al Thyssen de Madrid, la pinacoteca que se exhibe en Málaga puede competir con cualquier museo del mundo», prosigue pletórica.

Muchos de los visitantes coincidían en que volverán al Thyssen de Málaga en los próximos días, coincidiendo con la primera exposición itinerante que ofrecerá el recien estrenado museo a partir del 11 de abril. Se trata de la muestra De Picasso a Tàpies, que ofertará un recorrido por el arte español del siglo XX con cuadros de Pablo Picasso, Isidre Nonell, Joaquim Sunyer o Tàpies, entre otros. Todos ellos pertenecientes a la colección privada de la baronesa.

María Isabel Palacios, guía del museo, asegura que sí se esperaba «tanta gente». Durante toda la jornada, el palacio de Villalón registró la cifra de 350 visitantes en su interior, su aforo máximo, y recibió en todo el día más de 3.000 visitas.

La calle Compañía, nueva vida

La reciente inauguración del museo Carmen Thyssen ha supuesto un auténtico acicate para los comerciantes de la zona. Sobre todo para los de las calles Compañía y Salvago, que desde hace cuatro años llevan sufriendo las consecuencias de las incesantes obras del museo. «El último mes y medio ha sido el peor de todos, prácticamente nadie pasaba por aquí debido al tráfico de camiones», explica María Victoria Serrano, propietaria de Tagore Surf.

«Esperamos que ahora que la obra ya ha acabado y como mucha gente va a pasar por aquí, que algo nos toque de rebote», finaliza la dueña de la tienda situada enfrente del museo.

Los comerciantes de la calle Salvago, otra de las más afectadas por las obras al ser el punto de entrada de los camiones, serán también de los más beneficiados con la inauguración del nuevo museo. «Se ha notado el cambio de forma radical, de ser una zona aislada y muerta a pesar de estar tan cerca de la plaza de la Constitución se ha convertido en uno de los puntos de más interés del Centro Histórico», asegura Alonso Fernández, dueño de la Sastrería Alonso.

Otro de los datos que auguran un mejor porvenir para la zona son la gran cantidad de vendedores y artistas ambulantes, que desde ayer mismo han marcado en rojo la calle Compañía, 15 como uno de los puntos claves para su actividad dentro del Centro Histórico. Desde primeras horas de la mañana, cantantes, vendedores ambulantes y loteros hacían su particular agosto con las miles de personas que guardaban la cola para entrar al nuevo museo.