Soy partidario de la consulta cuanto antes, a la inglesa, y con una pregunta clara: ¿quiere que Catalunya se separe ya de España, y para siempre, o no?. Mejor así, de una vez, que estar años y años aguantando otro coñazo, ahora que parecía que nos íbamos librando del vasco. No se puede estar toda la vida dando la murga con la dichosa diferencia, la identidad esa tan suya, la lengua tan intocable, la idiosincrasia política compleja (querer algo y no a la vez, verse siempre agraviado, sentirse tan estupendo), sobre la que querrían hacernos a todos doctores. Confieso que a mi no me gusta demasiado España. Por gustar me gusta más, pese a todo, Catalunya. Y Canadá mucho más todavía. Pero uno no elige dónde nace y a cierta altura de la historia hay que conformarse. Bueno, pues preguntemos a los catalanes lo que quieren, y si quieren irse que al marchar cierren la puerta suavemente.