Buenas noches, Málaga. No podéis haceros una idea de lo agradecido que me siento porque vosotros, malagueños y malagueñas, hayáis querido que este año, yo sea el pregonero de la Feria. Gracias por hacer que, esta noche, quizá se convierta en la noche más bonita de mi vida. Miro a los Ilustres Pregoneros que en estos últimos años han pregonado estas fiestas y me siento muy pequeño. Desde que supe que iba a ser el pregonero de mi ciudad tuve la sensación de llevar a cuestas una responsabilidad muy grande.

Nos elegís porque somos rostros más o menos conocidos, porque nuestra profesión es más de cara a la galería y porque fuera de Málaga hemos decidido llevar su bandera. Sólo por eso. Porque los que deberíais ser los auténticos pregoneros de Málaga sois vosotros, los que la vivís día a día, los que la hacéis guapa, los que cada mañana, desde el más bonito de los anonimatos hacéis que Málaga sea lo que es, no por su playa, ni por sus monumentos, ni por la Calle Larios, no. Málaga es lo que es por vosotros. Vosotros sois la Costa del Sol. Málaga tiene más de 300.000 obras de arte en la calle, y esas sois vosotras malagueñas. Y malagueños... Vosotros sois muy peritas.

Hace más de doce años que salí de Málaga a estudiar y a ganarme la vida. Granada, Oporto y Madrid han sido las ciudades que me han acogido. Y cuando uno vive Málaga desde fuera, se le despierta un sentimiento que es uno de los más difíciles de llevar. Echar de menos. Y no os imagináis Málaga, cuánto os echo de menos. Echo de menos pedir en un bar un pitufo mixto con una nube doble y que el camarero no me mire con la cara de otro. Porque sólo cuando sales de Málaga te das cuenta que el malagueño es un idioma propio. Porque yo los agujeros en la pared los hago con el guarrito. Y porque yo no me canso, yo me quedo guanío.

Echo de menos la torta Ramos, las tardes de verano en la playa, a la altura de la torre de Mónica. ¡La Torre de Mónica! ¿Quién es Mónica? ¿Qué ha pasado con esa historia? No hay información. Queremos saber. Vuelve, Ana Pastor.

Echo de menos los camperos de pollo a las 4 de la mañana, los espetitos de sardinas y las moragas en Sacaba. El olor a biznaga, el soniquete de unos verdiales de Almogía al calor de una chimenea, en un enorme salón, mientras te enfrentas a ese gran reto que es, comerte un plato de los montes. Comerme una buena porra. Qué rica. ¿quién no se ha comido una buena porra? ¡No, yo es que soy más del mollete! Estupendo, la porra y el mollete, ¿por qué hay que elegir? Echo de menos llamar las cosas por su nombre...¡¡que en Málaga no hay toboganes, que aquí se llaman chorraeras!!

Y echo de menos los conciertos de Tabletom en la Feria. Y como diría el gran Roberto, todo tiene la parte chunga. De cínicos sería obviar en este pregón los momentos duros por los que pasa el mundo, nuestro país y los malagueños. La crisis, el paro y el recorte de muchos derechos fundamentales están agotando nuestras fuerzas y mermando nuestra buena voluntad. Mando toda mi fuerza a las familias que van remando contracorriente, a los jóvenes, a nuestros ancianos. El malagueño es solidario y no dejará caer jamás al que tiene a su lado. No nos desanimemos, es nuestra obligación cumplir nuestros sueños, y las alas se llevan por dentro. Y esas alas no se pueden recortar.

Vengo de una familia humilde, trabajadora y malagueña. Hijo de Andrés y Juani, hermano de Francis, Joseíto y Macarena. A ellos se lo debo todo, porque con ellos crecí y junto a ellos he podido cumplir todos mis sueños. Si me he podido dedicar a la comedia es porque soy un tipo feliz, y mi familia es la gran responsable de ello. Gracias, os quiero. A ellos van especialmente dedicadas estas palabras. A ellos y a esa segunda familia que es la que escogemos. Los amigos. Son tantos y tan buenos los que esta ciudad me ha brindado que no pido otra fortuna que conservarlos para siempre. Gracias por tener siempre vuestras puertas abiertas, por vuestra incondicionalidad. Ellos, junto a mi familia, creyeron en mi desde un principio... Cuando sin saber lo que me depararía el futuro venían cada semana a verme contar cuentos a mi querida Tetería El Harem. Y a mis abuelos. A los de arriba y a la que me queda aquí cerquita, Mariquita la Forastera, la que nos va a enterrar a todos. Mi abuela María, la abuela más graciosa y más bonita del mundo.

Vecino de la Barriada de La Paz fui estudiante del Colegio Rosario Moreno y del Instituto Litoral. He jugado al fútbol en el Conejitos, he jugado al GoriGori en la Plaza, he hecho alguna que otra piarda para ir a la Misericordia a bañarme, y yo también me iba a los bancos del final del parque del Oeste a pelar la pava. Porque soy un tío normal... Así me enseñaron. La gente me paraba por la calle pero por lo normal que era. ¡Mira qué tío más normal! A veces paseaba por el Mercado de Atarazanas montado en un pony rosa y la gente se paraba y decía: Mira, un pony rosa que tiene encima a un tío muy normal. Y hoy me encuentro aquí pregonándoos la feria. Que alguno dirá. Mira, qué tío más normal pregonando la feria.

Una feria que desde pequeño he vivido muy intensamente. Una feria que meses antes aprovechaba mi madre para ir amenazándonos con no ir si no nos comportábamos en condiciones. ¡Cómo no recojas eso ahora mismo, no vas a la Feria! ¡Mamá, que estamos ya a 29 de Agosto! ¡A la del año que viene, que me lo apunto!

Ojalá pudiéramos volver a vivir las cosas como las vivíamos por primera vez. Esos cacharritos, esa foto en el patio andaluz con el caballo de cartón piedra, ese olor a algodón dulce, el látigo, la noria, Camela.

Como pregonero de esta Feria, me veo en la obligación de daros unos consejos saludables para este año. Os lo dice un veterano de Feria, que yo también he llevado durante 6 años las camisetas de la peña del Fary y sé lo que es vivir estas fiestas como si se fuera a acabar el mundo. Ojalá este decálogo os ayude a disfrutar más y mejor estos días de fiesta.

Primero. La máquina de dar puñetazos está trucada. Las puntuaciones las maneja el hombre del tabaco, que monta una torre de cartones de tabaco de metros y metros...que allí han anidado cigüeñas. Ese controla la puntuación. Cuanto más fuerte y macarra seas, menos va a puntuar la máquina, y menos si tienes a la churri al lado.

Segundo. Si vais a jugar a la tómbola, hacedlo al final. He visto gente llevando un piolín de 16 kilos durante 6 horas. Y eso entre el calor, el albero y el traje de gitana puede pasar factura. Y las facturas están ahora al 21%...cuidado.

Tercero. Vale que Cartojal te regala un pañuelo si te compras una botellita. y cada uno quiere tener su pañuelito. Consejo, traeros un pañuelo de casa y así disfrutáis del Cartojal de manera moderada. He visto epitafios que decían: «Paco no te olvidaremos, enjuagamos nuestras lágrimas con los 8 pañuelos que conseguiste del Cartojal».

Cuarto. No le deis el tambor al niño. Y si le vais a comprar una trompeta, pensad que esa trompeta luego acaba en casa.

Quinto. Si salís desorientados, deciros que El Pimpi tiene doble salida y doble entrada, que no es el efecto del vino.

Sexto. No os asustéis si lo veis en 6 sitios al mismo tiempo. Mozito Feliz ha hecho franquicia.

Séptimo. Aunque no sepáis, chicos, ofreceros a bailar sevillanas con la chica que os lo pida. Es una oportunidad única de arrimar... Folklore y risas

Octavo. Si te dicen «te quiero» a lo largo del día, no saques conclusiones. Espera que pase la feria y que esa persona confirme o desmienta esas declaraciones una vez sereno.

Noveno. Tened como punto de encuentro para quedar, el principio de la calle Larios. Es un sitio discreto y estratégico donde no queda nadie. Quedad allí, de verdad, es más fácil de encontraros.

Décimo. Chavales, ¡Poneos la camiseta!

Comienza la Feria de Málaga. Malagueños, salid a la calle y demostradle al mundo que Málaga es la niña más bonita del baile. Gracias por vuestro cariño. Gracias por hacerme sentir orgulloso de ser malagueño. ¡Os quiero! ¡Viva Málaga! ¡Vivan los boquerones! ¡Viva la Barriada de la Paz! Y Viva la Feria de Málaga!