Camino de La Rosaleda, ya pienso que no va a ser un partido fácil. Sí, ya sé que el Xerez es el colista, que no ha ganado fuera, que tiene medio pie en Segunda, que el Málaga está fuerte últimamente. Pero parece que no hay partido fácil para nuestro equipo, que tenemos que apelar casi siempre ´a la heroica´.

Por momentos, pienso que quizás estoy ´en plan negativo´, pero el dolor de cabeza y la lluvia –qué ´pechá´ de agua ya– me llevan de nuevo a sensaciones que no le deseo ni a mi peor enemigo –si es que los tengo–.

Cuando aún no se han sentado todos los espectadores... penalti por agarrón de Iván González a Míchel. Gol de Momo y 0-1, tras un flagrante fuera de juego no pitado. Lo que me temía. Está visto que la palabra ´sufrimiento´ va unida al malaguismo. Creo que hay que ponerse el mono de faena.

El Xerez de Néstor Gorosito juega, como el técnico argentino había anunciado, con dos puntas arriba. Eso sí, ataca con cuatro. Los extremos, Carlos Calvo por la derecha y Momo por la izquierda, intercambian sus posiciones. Antoñito, que hace más de mediapunta, también se vuelca a la izquierda. Incluso en ocasiones ambos extremos actúan por el lado derecho. A Jesús Gámez se le acumula el trabajo y necesita el apoyo de Valdo, e incluso de Toribio. Movilidad explosiva de los xerecistas, que parecen ´otro´ equipo.

Al gol de penalti se le suma un cabezazo de Míchel, tras córner botado por Carlos Calvo, que despeja Munúa bajo palos.

A partir de entonces, el Málaga se pone las pilas. Los laterales, Jesús Gámez y Mtiliga, se convierten en dos atacantes más, con centros al área contraria –en uno Valdo se entretiene y en el otro Duda cabecea fuera– y el propio luso pone a prueba al portero Chema –sustituto de Renan– en sendos libres indirectos y, sobre todo, sorprende con un tiro al larguero.

Este Málaga ya merece, al menos, la igualada. Benachour también se anima a tirar a puerta. Como el fútbol suele ser justo, después de una excelente triangulación Duda-Caicedo-Duda, el portugués lanza un derechazo que se cuela en la portería como una exhalación. Empate de los llamados psicológicos, al llegar en el 40´. Impresionante reacción, que llega justamente cuando la lluvia hace una tregua.

Pero el Málaga debe ponerse por delante en el marcador. Sobre el castigado césped es evidente la superioridad técnica de los albicelestes. El Xerez sólo demostró destellos durante 12 minutos, ya que luego se echó atrás –demasiada distancia entre los cuatro de arriba y el resto–, mientras que el resto fue un monólogo blanquiazul.

Paciencia. Es cuestión de tener paciencia, de no perder los papeles en ninguna acción. El gol tiene que llegar. Arranca la segunda mitad con idéntica verticalidad malaguista que en la primera. Casi se canta el gol tras un despeje a su portería de Aythami. Pero en la siguiente acción sí se consigue.

Valdo, que ya marcó un gran gol en el Camp Nou, establece el 2-1 de impecable testarazo tras un centro de Benachour, que minutos después está a punto de materializar el tercero para el cuadro de Martiricos poco después de que Armenteros, que acababa de entrar, fuera expulsado.

El Málaga se gusta, se recrea, a pesar de que la ventaja es mínima. Y llega el penalti –y expulsión– por mano de Duda, marcado de nuevo por Momo, esta vez tras rechace de Munúa.

Igualdad numérica y en el marcador. Pero la ´pájara´ del Málaga continúa, Y en un despiste defensivo en un córner, un rechace lo aprovecha Leandro para hacer el 2-3. Increíble, pero cierto.

Muñiz, que antes había apostado por Apoño, sacrifica a Mtiliga, mete a Baha y pone a Weligton como lateral zurdo. También pone a Forestieri. A la desesperada, el conjunto malagueño busca el empate después de una tremenda superioridad en juego y ocasiones. Hay que frotarse los ojos para creerlo. Toca épica.

Falta un cuarto de hora. Apoño toma el mando. Funciona más el corazón que la cabeza. El Xerez, que no ha ganado fuera, está a punto de conseguirlo. El estadio se queda helado. Orellana, en una contra, sentencia, tras driblar a Weligton en el área. El Málaga echa por tierra tres puntos de oro. No hubo épica. Sí jarro de agua fría.