El muro de la cárcel no es suficiente para que el temor lo atraviese. Ese miedo es el que se transmite en una escucha telefónica perteneciente a una investigación policial contra el narcotráfico en Marbella. Uno de los interlocutores nombra a Eric Wilson, alias El afortunado, el joven irlandés de 27 años que hace ocho días fue condenado por la Audiencia Provincial de Málaga a 23 años de prisión por ejecutar a balazos a un joven en un pub de Mijas Costa en junio del año pasado. Según la sentencia, la víctima recibió al menos siete disparos a apenas un metro de distancia por haberle recriminado su comportamiento con una chica que acompañaba al fallecido.

La conversación, captada cuando Wilson ya había sido detenido por el crimen, no habla precisamente de drogas. Gira en torno a la preocupación de un grupo de personas ante la posibilidad de que el detenido llegue a un acuerdo con las autoridades y decir «dónde están los cuerpos».

Según la transcripción policial, un tercero pregunta al otro lado del teléfono por el número de cadáveres y la respuesta es contundente: «Más de diez sólo en Irlanda». A continuación, prácticamente los enumera, ya que asegura que en Drogheda (en la costa oriental de Irlanda) «hay tres, cuatro o cinco en Dublín y otros dos en el campo». Sin interrupción, el investigado señala al detenido en la Costa del Sol como el «principal sospechoso en diez asesinatos» aunque la policía irlandesa «no tiene ninguna evidencia» y añade que, aunque es «un loco», nunca lo habían detenido y ahora está encerrado en un país extranjero (España) por asesinato y por tener explosivos, los que encontró la Guardia Civil cuando lo detuvo en su casa de Coín.

El hecho de que nunca hubiera sido arrestado antes parece darle sentido al apodo por el que Wilson es conocido en sus círculos más cercanos, pero también es lo que más temen los presuntos implicados. El interlocutor dice que éstos han sido detenidos muchas veces y saben qué decirle a la policía, «pero Eric no». «Los chicos temen que les traicione, que les caiga la perpetua y el sicario quede libre», reza la trascripción.

«Una borrachera»

El monólogo redactado por los investigadores en estilo indirecto prosigue: «Dice –el interlocutor– que todo lo que ha hecho anteriormente estuvo planeado cuidadosamente– los asesinatos–, pero éste no. Éste fue por una borrachera y que está jodido», refiriéndose al crimen de Mijas Costa del 5 de junio del año pasado.

Sin embargo, el temor de «los chicos» al que se hace referencia en la conversación con un «se están mordiendo las uñas» podría haberse aliviado. Según han publicado algunos medios irlandeses, una expedición de detectives la Garda (policía irlandesa) viajó a principios de año a España para entrevistarse con Wilson en la prisión en la que esperaba juicio para interrogarle por varios crímenes sin resolver en Irlanda.

El viaje fue en vano porque, al parecer, se negó a recibirlos. Según el diario Drogheda Independent, la intención de la Garda en esa entrevista era avanzar en las investigaciones de algunos asesinatos, como los de Pablo Reay y Coddington Roy. El primero fue asesinado a tiros en noviembre del año 2006 en el coche que conducía su hermana a las afueras de Drogheda cuando ambos se dirigían a la corte de Kells en relación a un cargo que el fallecido tenía por drogas. El segundo fue hallado con dos disparos en la cara y otro en el pecho en las dunas de arena de Mornington, al este de Drogheda.

Según el periódico irlandés, la Garda siempre ha creído que ambos crímenes están estrechamente relacionados.