Crítica

Verdi en el pórtico de la semana mayor

Orquesta Filarmónica de Málaga.

Orquesta Filarmónica de Málaga. / OFM

Alejandro Fernández

Alejandro Fernández

Málaga. 08-04-2022. Teatro Cervantes. Solistas: Carmen Solís, soprano; María Luisa Corbacho, Mezzosoprano; Joel Montero, tenor; Javier Castañeda, barítono. Dirección: José María Moreno. Programa: Messa da Requiem.

El programa de abono coincidente con las vísperas de la Semana Santa de la Filarmónica de Málaga estuvo protagonizado, en esta última ocasión, por el compositor de Busseto, G. Verdi y su gran monumento lírico y espiritual que es la Messa da Requiem. Fechada en 1874 constituye una página poliédrica tanto en sus presupuestos, como en la confluencia de un lenguaje musical elaborado que hacen de esta partitura una síntesis del compositor italiano que lo conectan con otros grandes monumentos del repertorio sacro como la Pasión Según San Mateo de Bach, La Missa Solemnis de Beethoven o el propio Messiah de Haendel.

En estas páginas lo dramático se convierte en una cuestión fundamental para huir del hieratismo por lo debieron resolver esta cuestión, tan sencilla y a la vez compleja, recurriendo a elementos asociados a la lírica. El Requiem de Verdi no es ajeno a este necesario soporte para introducir el elemento dinámico -que evoluciona en su estructura interna- pero también de monumentalidad y de paso de síntesis ya referido. El maestro José María Moreno, titular de la Filarmónica de Málaga se enfrentó a esta partitura recogiendo estos presupuestos para presentar una versión eminentemente monumental y de cierta perspectiva donde lo dramático estuvo muy acentuado en una lectura bastante ágil y agitada a medio camino entre la tensión que se acumula en el desarrollo de los distintos números que organizan este requiem y el remanso del gran silencio que se sucedió al término de la interpretación. No obstante, cierta moderación en la emisión del conjunto - tendiendo en cuenta lo avanzado de la escena hacia el patio de butacas- habría favorecido exprimir toda la impronta musical de la obra que está condicionada en lo textual por la fuerza narrativa del propio texto del Apocalipsis.

Del capítulo vocal hay que reconocer el trabajo realizado por los conjuntos corales del Coro del Teatro Villamarta de Jerez y Coro de Ópera de Málaga capitaneados por José Ramón Hernández y Mar Muñoz respectivamente. Feliz colaboración que deja entrever la posibilidad de nuevas colaboraciones de los dos conjuntos. Si ajustadas y correctas se apreció la cuerda de bajos, apeteció algo cortas las cuerdas de tenores frente a unas decididas sopranos y contraltos. 

Elenco vocal de auténtico lujo el dispuesto por el maestro Moreno al contar con la presencia de la soprano Carmen Solis y la gran mezzo María Luisa Corbacho en el apartado solista completado con las voces del tenor mexicano Joel Montero y el excepcional bajo-barítono Javier Castañeda. Cuarteto sólido y solvente que aportaron perspectiva sonora inspirada sobre una sólida perspectiva lírica pero también con tonos de gran epopeya. Tras el sutil introito, el energético ataque del conjunto del kyrie moverían a Solís y Corbacho a desplegar una emisión sin reservas y que mantendrían a lo largo de toda la interpretación. Tampoco quedaron rezagados el interesante registro de Joel Montero o la rotundidad del registro más grave defendido por Castyañeda. Carmen Solís dibujó una línea vocal sin fisuras redonda en el plano alto y fraseo bien apoyado en el plano medio. Por su parte Mali Corbacho firmó un requiem que en ocasiones evocaba con nostalgia la última Amneris que ha pisado el Cervantes. Joel Montero resolvió con generosidad aunque el esfuerzo del día anterior dejaba entrever cierta fatiga llegados al offertorium. El brillante papel desempeñado por Javier Castañeda abre la puerta del coliseo malagueño a las más que justificadas futuras colaboraciones del barítono extremeño.

A nadie se le puede escapar el grado de excelencia con la que se ha abordado esta última lectura del requiem verdiano pero también ese altísimo nivel demostrado deja el suficiente espacio para la reflexión cuando se trata de obtener el mayor provecho de las perspectivas sonoras que atesoran páginas como la vivida en la jornada pasada.