Entrevista | José Ignacio Lapido Cantante, guitarrista y compositor

«Buscamos verdades que nos reconforten, pero a veces queman»

El granadino, guitarrista de 091 y uno de los letristas más respetados, regresa con nuevo disco, 'A primera sangre', en que del amor, la tristeza, la niñez, el transcurso del tiempo y la muerte - El músico presentará su nuevo repertorio en La Cochera Cabaret el próximo 13 de mayo

El músico granadino José Ignacio Lapido.

El músico granadino José Ignacio Lapido. / L. O.

Ángel H. Sopena

José Ignacio Lapido, con casi 25 años de sólida carrera musical, es uno de los escritores de canciones más brillantes que tenemos por aquí. A primera sangre (Pentatonia Records, 2023) es su nuevo y noveno disco en solitario; llega después de seis años, aunque entremedias ha habido otro de 091. El título, que viene del mundo de los duelos, a pistola y a florete, sugiere un desafío, una contienda, una herida. Esta esmerada colección de canciones trae pop-rock de alta gama en forma de poesía social que aborda temas como el amor, la tristeza, la niñez, el transcurso del tiempo, la muerte; un nuevo paso hacia la canción perfecta en cuya búsqueda anda empeñado Lapido.

A primera sangre es su regreso en solitario después de casi seis años, aunque entremedias ha habido un disco de 091 y una pandemia. ¿Le han costado las canciones? ¿Ha tenido que darle muchas vueltas antes de grabarlas?

A las canciones he dado las vueltas justas y necesarias. Parece que sea mucho tiempo entre disco y disco, pero si analizamos todo lo que ha pasado, creo que A primera sangre ha tardado lo que tenía que tardar. Al año y poco de sacar mi anterior álbum, El alma dormida, me puse a trabajar en las canciones de la vuelta de 091 al mundo discográfico (después de veinte años, que se dice pronto). Para mí aquello fue un reto. Luego planeamos la gira y todo se vino abajo en 2020 con la pandemia. Los casi dos años que estuvimos inmersos en la incertidumbre no eran los más adecuados para sacar ningún disco, porque te arriesgabas a quedarte en tu casa sin poder presentarlo en directo. Así que es ahora, en 2023, cuando el fruto de todas esas experiencias y de todo el trabajo lento que hemos ido haciendo ve la luz.

¿Qué ha querido contar en A primera sangre?

Los duelos podían ser a muerte o a primera sangre. Me pareció una expresión que sonaba muy bien y se daba a muchas interpretaciones, que reunía esa capacidad para sugerir que busco en un título genérico, y además compartía cierta analogía con el proceso creativo.

Tengo la sensación de que le canta mucho a la muerte. ¿Cree que es un tema que no suele tratarse en la música pop?

No, desde luego que no es un tema muy pop. Siempre se ha asociado la música pop a la juventud, y quizá el de la muerte sea un tema que en esas edades se ve tan lejano que ni se plantea uno cantar sobre él. Pero creo que, para ser honesto creativamente, tienes que escribir siendo consciente de quién eres y de tus circunstancias vitales. No puedes ser un eterno adolescente. Lo coherente es hacer las canciones que corresponden a tu experiencia, a tus vivencias, a tu forma de ver el mundo y a tu edad. En este disco, es cierto, hay varias canciones en las que toco el tema. En unas a modo de reflexión, en otras como recurso con cierto humor negro, y en otras me sirve de excusa para celebrar lo ya vivido.

Se le suele ver a menudo vestido de negro en las fotos. ¿Cuál es la razón?

Llevo vistiendo de negro desde hace muchos años. Me gusta, pero tampoco es luto riguroso; a veces hay una nota de color.

¿Hay motivos para que haya en el disco algún brindis de celebración de la vida?

En la canción que abre el disco, Curados de espanto, hay una lista completa de cosas por las que brindar. Tres estribillos completos de brindis para celebrar todo aquello que nos hizo ser quienes somos. Ahí se mezcla un poco de surrealismo y de humor negro, como te he comentado antes. En la vida te tienes que agarrar a los destellos de felicidad que surgen de vez en cuando, porque lo normal es que un vendaval venga y arrase con todo.

«En la vida te tienes que agarrar a los destellos de felicidad, porque lo normal es que un vendaval venga y arrase con todo»

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La religión también salpica muchas canciones de tus discos. ¿Responde a algún tipo de fijación?

No, fijación ninguna. Es un recurso que he utilizado a lo largo de mi carrera como escritor de canciones. Hablar de ciertos temas trascendentes desde el punto de vista de un descreído. Y más que de la religión como tal, yo diría que de lo que hablo es del tema de Dios, como metáfora del bien y de la salvación en relación a nuestro lugar en el mundo. A veces nos sentimos muy solos, existencialmente solos quiero decir, y necesitamos creer que hay algo más. Es algo de lo que lleva escribiéndose desde el inicio de los tiempos. Además, la Biblia y la mitología son un pozo sin fondo de historias y simbolismos a los que es difícil sustraerse.

¿Le gusta reflexionar sobre el paso del tiempo? ¿La vida consiste sólo en esperar?

Hay temas recurrentes en mis canciones, y uno de ellos es el paso del tiempo, que también es otro tema clásico de la literatura. Mucho del tiempo lo pasamos esperando cosas que nunca suceden.

¿Qué es lo que se ha perdido Lapido en esta vida? ¿Somos esclavos de la esperanza y queda lejos la libertad, como dices?

Pues no he perdido nada concreto y he perdido muchas cosas. Supongo que como todo el mundo. La pérdida de seres queridos es lo que más nos duele, pero unos mueren y otros nacen, y eso también nos conmueve. Nosotros somos testigos de esos ciclos vitales y lo cantamos. La vida es una continua contradicción. Buscamos verdades primordiales que nos reconforten, pero a veces, como digo en otra de las canciones, las verdades queman.

Hace un tiempo se publicó Conversaciones, un libro donde repasa su vida artística y también la menos artística, ¿Tenía necesidad de agrupar recuerdos?

Fue idea de Arancha Moreno, que me lo propuso, y yo acepté encantado, porque sé que es una gran conversadora y sabe muy bien trasladar el espíritu de esas conversaciones al papel, que no es cosa fácil. Hablar del pasado te hace replantearte muchas cosas, porque determinados acontecimientos los tienes medio olvidados, y sobre otros cae una fina capa de idealización. La perspectiva con la que se ve una misma cosa del pasado es distinta, dependiendo del momento.

«Que el rock no ocupe las portadas de las revistas como en épocas pasadas no significa que no exista»

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Rosendo y Siniestro Total dijeron adiós a los escenarios. ¿Hay relevo en esto del rock and roll?

Sí, definitivamente. Hay bandas jóvenes que vienen cargados de fuerza y creatividad, y no tan jóvenes; hay artistas veteranos que nos siguen regalando grandes discos. La muerte del rock es algo de lo que llevo oyendo hablar desde los años setenta. Que el género no ocupe portadas como en el pasado no significa que no exista. Como decía aquel, tiene una mala salud de hierro.

En el disco hace una referencia a cómo nos tratan los políticos. ¿Qué tal ve el panorama?

Nos tratan como dejamos que nos traten. Nuestra capacidad crítica con el sistema se va anulando pero no sólo porque a los políticos les convenga más gobernar a gente dócil que a librepensadores, sino porque los grandes medios y ese conglomerado de empresas multinacionales que dominan las redes sociales prefieren una masa que baile ante un teléfono móvil el ritmo de moda antes que a gente dispuesta a plantarle cara a su destino.

¿Hay más planes con 091?

Este verano vamos a hacer unos cuantos conciertos. Yo voy a estar alternando un proyecto y otro. Ahora mismo están muy recientes las salidas de mi disco y el de José Antonio [García, cantante], y no tenemos proyectos concretos, pero seguro que algo haremos.