Arte
El Centro MVA muestra el testamento artístico de Pepe Bornoy
El espacio de la Diputación en la calle Ollerías inauguró ayer Digital: el color de la máquina, la exposición póstuma del popular y reconocido pintor malagueño, fallecido hace unos días a los 81 años
Trayectorias singulares en el ámbito artístico hay muchas, pero pocas tan curiosas como la de Pepe Bornoy. El malagueño fue vendedor de agua en la playa, barrendero en El Palo y Pedregalejo, peón de albañil, carpintero (le hacía bastidores a Brinkmann y Barbadillo), lector de novelas los fines de semana a los pescadores, ganador de un concurso de belleza masculina… Terminó siendo, sobre todo, artista, transitando de la abstracción, los módulos geométricos de los 70 y la pintura figurativa a la pintura digital, donde hizo sus grandes aportaciones. José Manuel Cuenca Mendoza, su nombre real (el bornoy es el nombre que los pescadores dan al corcho circular de la red), falleció hace apenas una semana, a los 81 años, víctima de una larga enfermedad. Había dejado listo un testamento que ayer pudo contemplarse: la exposición El color de la máquina, en el Centro Cultural María Victoria Atencia (calle Ollerías).
«No sé si congratularme por esta exposición o lamentarme por la ausencia de su autor. O las dos cosas al mismo tiempo». Así resumió perfectamente el sentir de los presentes, muchos de ellos amigos, allegados y compañeros del fallecido, el presidente de la Diputación, Francisco Salado, durante la presentación de la muestra.
Salado recordó que Bornoy tenía el ferviente deseo de exponer en Málaga antes de morir, por lo que el calendario de la sala expositiva del MVA se modificó para poder acoger la muestra, ahora póstuma, «de un artista único que se aísla del mundo exterior para dar rienda suelta a su genialidad más íntima».
Digital. El color de la máquina reúne 41 obras en el Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia el 8 de enero. Se trata de una producción que abarca desde 2008 hasta el presente 2023, seleccionada por el propio autor con la colaboración de Floreal Roa y del académico Francisco Cabrera Pablos, que ha comisariado la exposición.
«La pintura digital vino a paliar el sinsosiego, que anteriores etapas habían dejado en mí. Me encontré nuevamente con la estética y la ética, el misterio y la fantasía volvieron a aparecer en mi obra. El éxtasis y el vómito cárdeno se reciclaron en cárdeno vómito de pintura digital». Palabras del propio Bornoy, quien, desde el descubrimiento, dedicó por entero su vida a explorar las diferentes posibilidades artísticas de la máquina.
La fecunda obra creativa del malagueño ha merecido no pocos reconocimientos: Medalla de Plata Nacional, Valencia, 1966; Medalla de Oro Nacional y Medalla Ciudad de Barcelona, Barcelona, 1968; Medalla de Oro Nacional y Primer Premio de Arte Abstracto, Alicante, 1969; Premio de la Crítica al Mejor Conjunto Artístico; Premio Internacional del Grabado Contemporáneo... Más allá de los honores y los reconocimientos, tras la muerte del pintor paleño queda la obra, personal e intransferibles, de un creador de mundos a partir de su universo íntimo.
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