Revoluciones entre acordes

La última cita de la temporada de la Sociedad Filarmónica de Málaga tuvo como protagonista, el pasado jueves en la Sala de Conciertos María Cristina, al ensamble orquestal Málaga Camerata comandado desde el podio por la batuta del maestro Santiago Otero. En programa dos perspectivas musicales enfrentadas en el tempo y unidas en el discurso; el clasicismo italianizante de Mozart, Caixas y Boccherini, frente a los horizontes musicales propuestos por J. M. Leal y J. García Román.

Fechados en 1772 de los tres Divertimenti escritos por Mozart, Málaga Camerata optó por el K. 138 que mejor refleja las relaciones que establece Mozart entre la música de cámara y la orquestal. Articulado en tres tiempos vivo-lento-vivo caben destacar de la interpretación del ensamble los tiempos de apertura y cierre que destacó por la sutileza de la cuerda de dinámica ágil y que adquirió carácter virtuosístico en el movimiento de cierre subrayando su ánimo danzante.

Mozart a pesar del ánimo desenfadado utiliza la página para dar espacio a la invención y el uso de la forma. En contraste, en la Sinfonía de Si, del portugués Carlos Seixas, Málaga Camerata se retrotrae al tardo barroco musical portugués. La página posee un tono amable y estilizado propio de un ambiente de corte en el que la batuta del maestro Santiago Otero destacó la influencia italiana de sus formas. El ambiente pastoril inundó el último capítulo mientras que el tono lírico definiría el corazón de la obra.

Escrita en París, la Primera Sinfonía de L. Boccherini cerraba la primera parte del concierto. A diferencia de las páginas anteriores cuatro motivos organizan la página aunque siguiendo el esquema vivo-lento-vivo alterado por minueto que introduce antes del breve tiempo de cierre. Santiago Otero junto al ensamble retrataron vivamente el carácter galante que destila la partitura dejando espacio a momentos de virtuosismo entre los atriles. A pesar de ser una página amable Santiago Otero la utilizaría para retratar en ella el oficio de músico de corte que lo hizo tan popular en su tiempo.

Dos páginas de los compositores andaluces J. Manuel Leal y J. García Román protagonizaron la segunda parte de este sustancioso programa. Una atmósfera tensionada por la cuerda de la que sobresalen motivos dibujados por las violas abren la primera de estas danzas que agrupa la Suite for Demons. Una partitura que deambula por la tonalidad y en la tensión construye se despliegan motivos dialogantes entre atriles.

En sus reflexiones sobre Tres Canciones en arreglo para ensamble de cuerdas el maestro José García Román reflexionaba sobre el contexto y la independencia creativa del artista. Ejemplo de esta afirmación son estas tres breves piezas donde el silencio es un elemento más de la interpretación. Málaga Camerata en la batuta de Santiago Otero dotó a las canciones de profundidad, tensión dramática y gusto musical.