Opinión

¿Tasa turística? No ¿Tarifazo a los museos? ¡Sí!

La Junta de Andalucía va a erradicar la «gratuidad» de sus espacios culturales y a implementar una política de precios según la que entrar en el Museo de Málaga costará 8 euros

Patio interior del Museo de Málaga

Patio interior del Museo de Málaga / Jorge Zapata/EFE

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Cierta demagogia e inclinación por el titular fácil nos podría llevar a concluir que la Junta de Andalucía rechaza de plano la tasa turística pero está más que dispuesta a aplicar la tasa de los museos (para todos, incluidos los residentes, claro). Aunque no erraríamos demasiado el tiro, porque el Gobierno andaluz tiene previsto eliminar de un plumazo la gratuidad de espacios como los Dólmenes de Antequera o el Museo de Málaga (esto es, la Aduana), cuya entrada supondría a partir de ahora, según las ideas iniciales, apoquinar 8 euros por persona. En realidad, lleva años intentándolo: iban a acometerlo definitivamente en 2020 pero la irrupción de la pandemia dio al traste con los planes.

Antes de meternos en harina, un inciso: en el párrafo anterior teclée gratuidad en cursiva por una razón. Porque los museos de la Junta de Andalucía no son gratuitos, claro; los sufragan los ciudadanos andaluces con sus impuestos. 

Bien, ya podemos ir al lío. Al implementar esta política de precios, de 3 a 8 euros por entrada (dependiendo de cada espacio), en los 34 enclaves culturales del Gobierno andaluz, éste se haría al año con un suculento botín, un total de 7,8 millones de euros. ¿A qué se destinará el montante? ¿A la preservación y promoción de esos fondos patrimoniales? Algunos, bastantes, andan con la mosca tras la oreja: la Consejería de Cultura ha aclarado que lo recaudado representaría sólo un 20,5% del total que el Ejecutivo autonómico invierte en el mantenimiento y el personal de esos espacios. O sea, que no es suficiente para tal empeño.  

Muy cucos, los compañeros de 'El Patio Colorao', analizan así la cuestión: «Esta respuesta [la de la Junta] ha sido interpretada por muchos como ambigua y disuasiva. Los objetivos especificados han sido: la restauración y conservación de colecciones e infraestructuras o la adquisición de nuevos fondos para exposiciones permanentes. Siendo todos aspectos que hasta ahora eran cubiertos por el presupuesto anual, surge la duda de si el objetivo es realmente aumentar los fondos destinados a cultura o poder permitirse recortar la financiación pública».

¿Cuál es entonces el miedo con la aplicación del sistema de precios a museos públicos? Primero, se hurta de alguna manera un patrimonio, que es nuestro, a las familias de menor capacidad adquisitiva pero con el derecho absoluto a contemplar lo que también es suyo (a una unidad familiar de tres miembros, sin descuentos, les saldría la visita a La Aduana por unos 24 euros). Segundo, esto provocará un desplome en las cifras de visitas a los centros y, en una sociedad como ésta, tan acostumbrada a medir éxito y necesidad a partir de ceros y unos, podría llevar a relegar el mantenimiento de este tipo de espacios «porque los números demuestran que sólo interesan a una minoría». Y tercero, pagar y, por lo tanto, asumir que el Gobierno andaluz no puede afrontar el mantenimiento de estos enclaves es dar un primer paso hacia la privatización progresiva de sus servicios. 

Dice la Junta de Andalucía que una tasa turística es «poner un tapón al sector»; en concreto, el consejero de Turismo y también Cultura, Arturo Bernal, asegura: «Nos estaríamos cargando la gallina de los huevos de oro». Entonces, ¿qué supondrá exactamente cobrar 8 euros para poder entrar en el Museo de Málaga? ¿Eso no será un tapón? ¿O aquí se trata de optimizar el servicio, cumplir de una manera más adecuada con los objetivos de restauración y promoción? Supongo que todo esto le pasa siempre a lo mismo, al patrimonio, porque no es la gallina de los huevos de oro. No, directamente es nuestro oro, y lo tratamos como si fuera cartón.