Se define como un tipo «atípico y poco folclórico» para batallar en estas lides de Feria, pero el cantante Javier Ojeda dio anoche una lección de vida y de amor por la música y los músicos de su Málaga natal. Como de costumbre fue en las arenas de La Malagueta, a la medianoche y ante cientos de feriantes ansiosos por degustar las palabras del voz del mítico grupo Danza Invisible.

Y eso fue lo que hizo, conjugar su maestría vocal con las letras que componían el texto de su pregón inaugural de la Feria de Málaga 2010. En este canto por la música malagueña pidió a todos los asistentes el «máximo apoyo» a todos los músicos que ha homenajeado en el libro Una historia del pop malagueño, y en especial a los «jóvenes músicos en estos tiempos tan difíciles». «Necesitamos nuevos Danza Invisible, nuevos Tabletones y nuevos lo que sea. Nosotros demostramos en su momento que no hacía falta irse de Málaga para forjarse una carrera, aunque es cierto que pillamos unos tiempos más propicios que los actuales».

Y como reflexión la canción A este lado de la carretera, que rubricó el acto y levantó los aplausos del público. Ojeda estuvo acompañado por sus compañeros de fatiga, Chris Navas, Antonio Gil y Manolo Rubio, sus inseparables de Danza Invisible, que «son también pregoneros por derecho propio.

Un nerviosísimo Javier Ojeda, que estuvo acompañado por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, y se mostró «muy agradecido» por haber sido elegido el pregonero, también tuvo palabras para Málaga y la definió como una ciudad «extravagante, loca y distinta de las demás». Tras el pregón, un castillo de fuegos artificiales con «sabor mundialista» dieron la bienvenida a la Feria de Málaga. Más de siete toneladas de pólvora y efectos pirotécnicos lanzados desde San Andrés y el Dique de Levante llenaron de luz el cielo malagueño al ritmo de las canciones de David Bisbal y el Waka Waka.