La ficción es una mentira contada de tal manera que al espectador le termina importando; esa manera, ese know how, es lo que precisamente hace que clichés andantes como los que escribe Richard Curtis terminen involucrando personalmente a millones de personas. Como Curtis, que en "About time" busca darles más vueltas a sus consabidas escaletas sobre el amor, Alejo Flah pretende jugar con las convenciones desde lo meta. "Sexo fácil, películas tristes" parte de un buen concepto -cómo podemos aplicar a nuestra vida lo que aprendemos de las ficciones- pero falta perspicacia en la observación humana -para llegar a conclusiones tan agudas como que las relaciones son complicadas, no hace falta hacer una película-, ingenio en la presentación de los asuntos y cuerpo en los personajes (todos, no sólo los del guión que escribe el protagonista). La película se pierde en un tono anémico y soso, y se queda en una mentira que realmente no le importa jamás al espectador.