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ZonaZine, mi verdadera sección oficial

'Orgullo vieja' y 'Lumbrensueño' destacan en los últimos compases del Festival

Un fotograma de 'Orgullo Vieja'

Un fotograma de 'Orgullo Vieja' / L.O.

Miguel Robles

Miguel Robles

Las alfombras rojas me aburren. Para muchos ahí se encuentra su cine, el que justamente no se ve en la pantalla grande: captar a sus famosos favoritos en su celular y concentrarlos a todos en un collage que compartirán por Whatsapp. A nivel alternativo, ese cine que se ve a las cuatro de la tarde con una lluvia intempestiva cuya sala ocupan estudiantes de escuelas de cine y otros periodistas despistados, se encuentra ZonaZine. Un espacio independiente de distribución limitada pero con una ilusión que vuelve lo monetario (por lo menos durante su visionado) en algo insignificante. 

En los últimos compases del Festival quiero destacar dos cintas que me generaron buena impresión, y cada una de ellas de forma radicalmente diferente. "Orgullo Vieja" y "Lumbrensueño" son, como el yin y yan, como la agua y el aceite, de culturas y raíces alejadas, pero que se contagian del mismo espíritu: el afán de exponer con corazón y realidad la vacuidad del ser humano ante su circunstancia. Una con protagonistas jóvenes con un mundo exterior demasiado insoportable de asimilar, y otra con señores mayores que quieren seguir creyendo que tienen suficiente tiempo para comérselo. 

Orgullo vieja

Un documental del fenómeno sevillano que ha llenado teatros como reels de Instagram, imposible de resistirse al carisma de sus monologuistas como a la narración tremendamente humana de sus vivencias. Pero más allá de retratar la cronologia del exitosa y acompañarla del provincialismo andaluz que es capaz de provocar la carcajada de medio mundo, es un sincero y sobre todo reconciliador mensaje sobre hacerse mayor, del tiempo que nos queda, y más importante, con quien lo compartimos.

La disfruto mucho más cuando añade tintes dramáticos a personajes reales tan envueltos en un relato que busca la risa por naturaleza, y mucho menos cuando fuerza la lágrima en momentos que parece un reality de concursantes. Porque antes de ser estrellas del escenario eran personas mayores que sentían la vejez como un lastre y no como una oportunidad de realizar sueños incumplidos, y mucho antes, habitantes de una realidad donde ser mujer en la guerra era pensar en una auténtica quimera. 

Lumbrensueño

Con el background de haberse estrenado en el Festival de Venecia, la película de José Carlos Escamilla se atreve a jugar con las formas más próximas a ese David Lynch que, repleta de imágenes psicodélicas e irracionales (a veces dispersas por naturaleza), retrata a una generación Z que encuentra en las pantallas y las drogas una escapatoria a un sistema laboral opresivo. Una crisis identitaria que se acentúa en México, donde las condiciones son aún más irrisorias en comparación a Occidente.

Escamilla intenta de manera constante ahogar a sus personajes en el espacio, no dándoles escapatoria que no sea su huida en lo digital. Pero al final no es suficiente: los jóvenes, perdidos en su propia incomprensión (rostros siempre deslustrados, sea la luz solar o la del teléfono), ven proyectados su distancia con sus progenitores, impotentes a la hora de disminuir la distancia emocional entre ellos.