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La Opinión de Málaga
Ver galería >Espejo con memoria e instrumento de representación social, el retrato ha estado siempre vinculado a la fotografía. Frente a la sociedad de control y de los medios de comunicación imperante en los últimos cincuenta años, los artistas han reinventado este género con un brío crítico sin precedentes, utilizando tanto imágenes fijas como en movimiento, a veces incluso entremezcladas. Fotógrafos y videoartistas dan así la vuelta a los clichés y muestran cómo no reflejan la realidad, sino que modelan discretamente sus cánones y valores. Sus obras cuestionan la construcción pública de la identidad individual a través de la imagen, sugieren la representación del ser humano en la era de las redes sociales y los softwares de reconocimiento facial.
Espejo con memoria e instrumento de representación social, el retrato ha estado siempre vinculado a la fotografía. Frente a la sociedad de control y de los medios de comunicación imperante en los últimos cincuenta años, los artistas han reinventado este género con un brío crítico sin precedentes, utilizando tanto imágenes fijas como en movimiento, a veces incluso entremezcladas. Fotógrafos y videoartistas dan así la vuelta a los clichés y muestran cómo no reflejan la realidad, sino que modelan discretamente sus cánones y valores. Sus obras cuestionan la construcción pública de la identidad individual a través de la imagen, sugieren la representación del ser humano en la era de las redes sociales y los softwares de reconocimiento facial.
Espejo con memoria e instrumento de representación social, el retrato ha estado siempre vinculado a la fotografía. Frente a la sociedad de control y de los medios de comunicación imperante en los últimos cincuenta años, los artistas han reinventado este género con un brío crítico sin precedentes, utilizando tanto imágenes fijas como en movimiento, a veces incluso entremezcladas. Fotógrafos y videoartistas dan así la vuelta a los clichés y muestran cómo no reflejan la realidad, sino que modelan discretamente sus cánones y valores. Sus obras cuestionan la construcción pública de la identidad individual a través de la imagen, sugieren la representación del ser humano en la era de las redes sociales y los softwares de reconocimiento facial.
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Espejo con memoria e instrumento de representación social, el retrato ha estado siempre vinculado a la fotografía. Frente a la sociedad de control y de los medios de comunicación imperante en los últimos cincuenta años, los artistas han reinventado este género con un brío crítico sin precedentes, utilizando tanto imágenes fijas como en movimiento, a veces incluso entremezcladas. Fotógrafos y videoartistas dan así la vuelta a los clichés y muestran cómo no reflejan la realidad, sino que modelan discretamente sus cánones y valores. Sus obras cuestionan la construcción pública de la identidad individual a través de la imagen, sugieren la representación del ser humano en la era de las redes sociales y los softwares de reconocimiento facial.
Álex Zea
Espejo con memoria e instrumento de representación social, el retrato ha estado siempre vinculado a la fotografía. Frente a la sociedad de control y de los medios de comunicación imperante en los últimos cincuenta años, los artistas han reinventado este género con un brío crítico sin precedentes, utilizando tanto imágenes fijas como en movimiento, a veces incluso entremezcladas. Fotógrafos y videoartistas dan así la vuelta a los clichés y muestran cómo no reflejan la realidad, sino que modelan discretamente sus cánones y valores. Sus obras cuestionan la construcción pública de la identidad individual a través de la imagen, sugieren la representación del ser humano en la era de las redes sociales y los softwares de reconocimiento facial.
Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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Álex Zea
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