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La Opinión de Málaga
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Álex Zea
El rock de los 50 está más vivo que nunca. El festival Rockin' Race Jamboree de Torremolinos, que se celebra hasta el domingo, es un viaje en el tiempo que une a octogenarios con chaquetas de cuero, suecos con tupés imposibles y alemanas con vestidos de flores y pañuelos en la cabeza. Es difícil que este encuentro musical, que lleva 26 ediciones, deje indiferente a alguno de sus asistentes. Cerca de 20.000 rockabillys de muy distantes lugares y amantes del rock and roll, del swing o del blues se sumergen en la época de mediados del siglo XX al ritmo de sus estilos más icónicos: rockabilly, country, blues, rythm & blues o el cajún.
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El rock de los 50 está más vivo que nunca. El festival Rockin' Race Jamboree de Torremolinos, que se celebra hasta el domingo, es un viaje en el tiempo que une a octogenarios con chaquetas de cuero, suecos con tupés imposibles y alemanas con vestidos de flores y pañuelos en la cabeza. Es difícil que este encuentro musical, que lleva 26 ediciones, deje indiferente a alguno de sus asistentes. Cerca de 20.000 rockabillys de muy distantes lugares y amantes del rock and roll, del swing o del blues se sumergen en la época de mediados del siglo XX al ritmo de sus estilos más icónicos: rockabilly, country, blues, rythm & blues o el cajún.
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