Viajar es soñar, viajar es forzar cambio, viajar es descubrir. Y los mayores viajes -sin límites y sin fronteras- los de la imaginación. Si ésta es poderosa y alimentada por el genio de la fantasía, el viaje será épico.

La literatura ha sido uno de los escenarios más hermosos para dar cuerpo a estos viajes que son auténticas aventuras en si mismo, y uno de los mejores ejemplos de ello es Julio Verne y uno de sus grandes clásicos: Veinte mil leguas de viaje submarino. 150 años se cumplen ahora de su publicación.

Ediciones Cátedra celebra este 150 aniversario de la publicación con una edición conmemorativa y especial que, como es de rigor en esta editorial, vas mas allá de una bella y simple reedición.

Veinte mil leguas de viaje submarino es una obra narrada en primera persona por el profesor francés Pierre Aronnax, notable biólogo, que es hecho prisionero por el Capitán Nemo y es conducido por los océanos a bordo del submarino Nautilus, en compañía de su criado Conseil y del arponero canadiense Ned Land.

El profesor Aronnax, es el que encabeza la expedición con la que se inicia el libro, en busca de «una cosa enorme», divisada por varios navíos y que desasosegaba a las poblaciones costeras. El monstruo resulta ser un sorprendente submarino, el Nautilus, a las órdenes del no menos sorprendente capitán Nemo.

El peso de la literatura de Verne puede no estar en la complejidad psicológica de sus personajes. Está en otros dos conceptos, muy relacionados entre sí, que suponen la invención de todo un género literario: la aventura de descubrir y especular por el método de viajar, de un lado y, de otro, la aventura de descubrir y especular por el método de hacer ciencia. Todo ello es sabiamente narrado por Verne que ha conseguido lo que pocos: tener el poder de la fascinación. Leer a Verner hoy día sigue siendo fascinante. Aunque ahora diríamos que es un pire y un goce.