La nueva novela de Nicole Krauss, En una selva oscura, su cuarto trabajo, se divide en dos hilos narrativos sobre dos personajes neoyorquinos con dos etiquetas colgadas: ambos han encontrado el éxito y ahora se encuentran a la deriva. Ambos deciden reencontrase a sí mismos viajando a Israel. Uno es un rico abogado de Manhattan de 68 años llamado Jules Epstein, recientemente jubilado y divorciado y padre de tres hijos. Epstein siempre fue un hombre vibrante, el tipo de neoyorquino esencialmente combativo. Pero en los meses previos a su desaparición, no se ha sentido él mismo. Ha estado regalando posesiones y enormes sumas de dinero. Cuando comienza a sentirse extraño en todas partes, se siente atraído por su lugar de nacimiento y se va de Nueva York a Tel Aviv.

El otro es una novelista de Brooklyn de 39 años llamada Nicole, madre de dos hijos y cónyuge de un matrimonio que entró en una etapa terminal. Ella define su situación: «cuando era joven, pensaba que viviría mi vida tan libremente como los escritores y los artistas que tomé como mis héroes. Pero al final no fui lo suficientemente valiente como para resistirme a la corriente que me llevaba a lo convencional».

Krauss emula a Dante Alighieri para dar título a su historia y para trazar el perfil de sus personajes. En la Divina Comedia Dante describe cómo «A mitad del camino de la vida/en una selva oscura me encontraba/ porque mi ruta había extraviado», lo que le lleva de forma épica a un descenso a los infiernos buscando la purgación espiritual y dar trascendencia a su vida.

Cuando los dos personajes centrales de En una selva oscura sufren su propia crisis de vida al entender que han extraviado su camino, se dirigen a Israel, buscando su brújula vital, y terminan en el desierto. Al igual que el poema del que toma prestado su título, En una selva oscura también es épica, aunque a su manera.

La gran innovación de Krauss es que los dos hilos narrativos nunca se intersectan explícitamente sino que se ejecutan paralelas, haciendo eco de manera simultánea de lugares, objetos e ideas sin reunirse. Los capítulos que se centran en la novelista Nicole, se cuentan en primera persona, tienen cierto aire confesional, mientras que los dedicados a Jules Epstein se cuentan en tercera persona, con gran lujo de detalles sobre los pensamientos y sentimientos del hombre,lo que permite definir un personaje con más brillo, mas pulido.

Todos los temas y preocupaciones favoritos de Krauss están aquí: la memoria, la soledad, la vida interior de un anciano judío, las meditaciones sobre Israel y sobre lo que significa ser judío en la patria y en la diáspora. Nos recuerdan, leyéndolos, por qué ella habla tan a menudo en el mismo aliento que Philip Roth .