Editorial Tres Hermanas

Sylvia Plath: Matrimonio y felicidad en Benidorm

Las cartas de 1955 y 56 muestran los años de felicidad de la poeta. Sus días de dicha junto a Ted Hugues y su tenaz esfuerzo por su preparación literaria. Quería ser César o nada

Sylvia Plath

Sylvia Plath

Francisco Millet Alcoba

Hace unos días, el 11 de febrero, se cumplieron sesenta años de la muerte temprana de Sylvia Plath; coincidiendo con ello, aparece el tercer volumen de sus cartas que sigue publicando la editorial Tres Hermanas. Esa correspondencia de los año 1955 y 1956, muestra el camino de la joven que inicia en solitario, lejos de la familia, su búsqueda del futuro profesional y también el personal. Son años de felicidad, de vino y rosas. En lo profesional le conceden la prestigiosa beca Fulbright y viaja a Europa para estudiar en la universidad de Cambridge. Será aquí donde conocerá al poeta Ted Hugues del que se enamorará perdidamente, se casará con él en secreto y vivirá días de radiante felicidad en su luna de miel en Benidorm. En esos años estaba lejos de locura, la depresión y la tormentosa relación posterior con su marido, que le llevaría al suicidio.

Aún así las cartas muestran la gran complejidad de la mente de Plath, llena de contradicciones con eufóricas subidas vitales y bajadas depresivas; un ser humano casi siempre inestable, con periodos luminosos y otros sombríos.

La mayoría de las cartas de este periodo van dirigidas a su madre, Aurelia Schober, su gran amiga y confidente, a la que Sylvia confia sus sueños; también a su hermano Warren y a amigos y editores.

En ellas vemos también siempre la gran fuerza de espíritu y metalque guiaba a la escritora. Ella temía y huía de la mediocridad, quería ser César o nada, para pasar el Rubicón y triunfar plenamente, como mujer y como poeta. Por ello se muestra dispuesta a luchar denodadamente por todo y conseguir una vida plena.

Así el 25 de febrero del 1956 le escribe a su madre, Aurelia Schobert: «que sepas que soy realmente feliz y que no es una contradicción decir que estoy discutiendo internamente con mis problemas al mismo tiempo. Así es la vida y estoy preparada para aceptarla y luchar contra ella hasta el final de mis días».

Y le cuenta su primer encuentro en Londres con Ted Hugues y la fortísima impresión que le causó: « Conocí a un brillante poeta en la fiesta. Probablemente nunca volveré a verle pero escribí mi mejor poema sobre él después; es el único hombre de los que he conocido aquí que sería lo suficientemente fuerte como para ser iguales; así es la vida».

EL 23 abril le escribe a su hermano Warren Plath sobre su gran y pletórico momento: «Estoy escribiendo poesía como nunca antes, es la mejor que he escrito nunca, porque me siento fuerte y porque estoy enamorada del único hombre en el mundo que encaja totalmente conmigo. Se llama Ted Hughes y es el hombre más brillante, creativo y violentamente fuerte que he conocido en mi vida».

Pero ella misma, inteligente y perspicaz, señalaba la trampa premonitoria: «Nunca ha pensado en nada ni en nada más que en sí mismo y en su deseo, y ha destrozado, sin ningún tipo de cuidado, a todas las mujeres que ha conocido».

Después de un corto noviazgo de tres meses en el que ambos quedan deslumbrados, se casan en secreto en una iglesia de Londres en presencia de la madre de ella. Después, en una larga carta comparte el secreto con su hermano Warren.

A primeros de julio viajan a España de luna de miel, disfrutando de esa vida «tan increíblemente fértil y creativa que se abre ante nosotros». Disfruta de lo español y sus gentes: «los franceses tienen un carácter calculador, mezquino e intelectual; los italianos son demasiado suaves, regordetes e infantiles ¡Pero los españoles! Son totalmente magníficos. Nunca me han tratado tan increíblemente bien en mi vida».

Son días de felicidad. A su madre le escribe: «por fin hemos encontrado el país al que pertenezco; calor seco y abrasador; colores violentos, gente adorable, fuerte y maravillosa; nunca me he sentido tan bien ni tan feliz».

Sylvia Plath. Cartas 1955/56

Sylvia Plath. Cartas 1955/56

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Editorial: Tres Hermanas

Traducción: Ainice Salaberri

Precio: 28,50 €

No les gustó Alicante pero al llegar a Benidorm volvió la suerte. Benidorm como una pequeña ciudad de ensueño, «una extraña mezcla de pobreza limpia y colorida y enormes hoteles color pastel». Alquilaron una casita a pie de playa a una mujer española.

Acuden, como no, a una corrida de toros «una matanza que no es ni siquiera limpia, y con todas las posibilidades en contra para el toro; nos sentimos asqueados y enfermos ante tantísima brutalidad».

Le cuenta a su hermano: «Ted y yo vivimos en una preciosa casa al pie de la playa en mitad de una fabulosa bahía reluciente y azul del Mediterráneo. Cuelgo mi colada en la higuera del patio trasero, por la noche robo almendras».

«Esto es un paraíso absoluto». Tenían decidido quedarse allí hasta finales de septiembre, pero las penurias económicas de ambos le obligaron a acortar la estancia y marcharse a finales de agosto.

Viajan a París a reunirse con su hermano y vuelven a Londres para vivir en casa de los padres de Ted.

En otoño empieza su segundo año en Newnhan College y sigue manteniendo su matrimonio en secreto. Su esfuerzo por ser César o nada es absoluto. Estudia y escribe luminosos poemas.

Su enamoramiento es total «me es imposible entender como he podido vivir sin él. Estamos totalmente hechos el uno para el otro y casarme con un buen escritor cono él es lo mejor que he podido hacer en mi vida».

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