Belleza eterna en la poesía victoriana de Emily Brontë

Al anunciar una nueva publicación de los versos de Emily Brontë, ahora por la editorial Averso, resulta grato anunciar también como la casa paterna en la que vivió y murió la escritora, junto con sus hermanas Charlotte y Anne, un edificio de ladrillo oscuro ubicado en la localidad inglesa de Bradford, ha sido recuperada gracias a una iniciativa de colecta popular que permitirá reabrirla como un centro cultural y educativo. Entre 1820 y 1855, en ese edificio discreto vivieron y crearon sus obras Charlotte, Anne y Emily Brontë.

Esta última, solo por su gran obra, ‘Cumbres borrascosas’, es ya un mito literario y un referente en la lucha de los derechos de la mujer, en un escenario bien difícil como era la sociedad victoriana que le tocó vivir. Aunque la novela ensombreció, sin querer su enorme obra poética, esta no es menos sublime y digna de perpetuarse en el tiempo.

Ahora la editorial Averso en una edición bilingüe de excelente factura publica una antología de los mejores poemas de Emily, tomando como base la edición en inglés realizada por William Heinemann en 1906. En su introducción Cristina Court señala como «hay todo un universo propio en la obra poética que construye Emily Brontë. Así mostraba los brumosos páramos del recóndito pueblo donde residía, con enigma y misterio, encontrando en ellos la calidez, el reposo y la plenitud con un aprecio inigualable al paisaje poético que Haworth Y la naturaleza le ofrecía:

«¡Cuán clara resplandece! Cuán tranquilo estoy //al recostarme bajo su luz protectora,//mientras cielo y tierra me susurran».

Sus primeros poemas fueron descubiertos por su hermana Charlotte, dotados de una fuerza, melancolía y belleza únicas. Las dos hermanas juntaron sus versos y los de Anne y consiguieron la hazaña de publicar un primer poemario. Debieron hacerlo con seudónimos masculinos, pues entonces el mundo literario estaba vetado a las mujeres.

La poesía de Emily Brontë bebe plenamente del romanticismo. El paisaje de lo cotidiano y del entorno natural, una naturaleza bronca, desafiante, pero a la vez florida, verde, exuberante.

Emerge en compañía de sus propios sentimientos y sus más profundos pesares. Con una sensibilidad extrema, el alma, la vida y la muerte se convierten en asiduos de sus versos.

La vida de Emily no puede entenderse sin la de sus hermanas Charlotte y Anne, pues las tres se convirtieron con sus obras en referentes de la literatura romántica.