Historia

Tolstói ideó la revolución social antes que Marx

En ‘Mi viaje al otro lado de la realidad’, inédito hasta ahora en español, Tolstói, indignado por la pobreza de miles de rusos, elabora un plan revolucionario para acabar con la explotación y propiciar una transformación completa de la sociedad donde la justicia social y la igualdad fuesen los principios rectores

Tolstói.

Tolstói. / L. O.

En 1881, tras más de una década de fecunda labor literaria en el campo, Lev Tolstói regresa a Moscú y allí asiste con horror al descubrimiento de la pobreza e indigencia de miles de personas. Se empeña en una campaña de beneficencia para, con la ayuda de las instituciones y sus amigos nobles, sacar de la miseria a sus conciudadanos. Pero pronto se da cuenta de que esta tarea es inocua y que el problema es el modelo social existente basado en la explotación laboral y social que unos pocos ejercen sobre la mayoría de las personas.

Es así que se lanza a trabajar en una teoría capaz de avalar una transformación completa de la sociedad donde la justicia social y la igualdad fuesen los principios rectores. Así nació ‘Mi viaje al otro lado de la realidad’ donde Tolstói expone su pensamiento radical y revolucionario en pro de una humanidad igualitaria. Tolstói realiza un profundo análisis social que en la teoría, poco difiere de los principios revolucionarios del marxismo que años después desembocaron en la revolución rusa, si bien sus conclusiones y medidas toman un camino diferente basado en el humanismo cristiano, aunque suponen su eclosión como intelectual revolucionario.

De manera inexplicable ‘Mi viaje al otro lado de la realidad’ permanecía inédito en España hasta ahora en que la editorial Errata Naturae, con traducción de Antonio García, lo ha rescatado.

En 1861 Tolstói conoció en Bélgica al gran pensador anarquista Pierre-Joseph Proudhon, su pensamiento caló hondo en el escritor que regresó a Rusia para instalarse en el campo en busca de una vida más honesta y acorde con sus nuevos pensamientos igualitarios. Pasó allí los años más fecundo de su creación literaria. En ese tiempo escribe Los cosacos, Guerra y Paz y Anna Karénina.

Pero en 1881 regresa a Moscú, es allí donde se da de bruces con la crueldad aplastante de la pobreza y donde inicia ese camino al otro lado de la realidad. El viaje comienza cuando ve a las mujeres y niños trabajando por salarios de miseria en las fábricas que rodean su casa. El viaje se hace intolerable cuando descubre el asilo nocturno de Liapín. Tolstói se colocó como un pobre más en la cola y entró a conocer aquel submundo de pobreza absoluta, en el que aun así esos pobres tenían una vida propia, que eran seres humanos y que como tal debían ser tratados. Y eso lo cambió todo para él.

Hizo campaña entre sus amigos de la nobleza para obtener dinero y apoyo con el que remediar la situación de esos pobres. Inicialmente su proyecto humanitario pasaba por inspirar a los ricos simpatía por los pobres, recolectar dinero de los primeros y implicar a personas de buena voluntad. Con ellos se podría formar una agrupación permanente cuyos miembros velasen por ir rebajando la miseria hasta suprimirla. Pensó que así dejaría de haber pobres. Una vez conseguido, los ricos podrían volver ya estar tranquilamente repantingados en sus salones.

De un lado, la respuesta de los ricos fue la de apoyarle moralmente pero nada más pues consideraban su plan de un voluntarismo imposible. De otro, sus continuas visitas a los hospicios y albergues más miserables le persuadieron de que su empresa era no solo ridículamente sino inicua.

La idea de ayudar a los necesitados con la práctica de la beneficencia había fracasado. Pero el movimiento de las ideas se había puesto ya en marcha y así comenzó a elaborar una teoría capaz de avalar una transformación completa de la sociedad donde la justicia social y la igualdad fuesen los principios rectores.

Observa entonces que el problema es que existe un modelo de explotación, basado en la violencia y la astucia, por el que unos pocos hombres explotan directamente a otros que se ven privado de lo necesario, mientras que los ricos y ociosos disfrutan de los beneficios del trabajo ajeno.

Observa también que el dinero, que debería representar la riqueza producida por el trabajo, en realidad, a causa de la violencia, actúa de medio de explotación. Considera así que el dinero no es más que una nueva forma de esclavitud.

El dinero basa su importancia no en facilitar y favorecer el comercio, sino en garantizar el despotismo y la explotación de unos hombres sobre otros. Todos los hombres son libres, ninguno oprimiría a otro si el dinero no ejerciera esta labor en el orden social.

Finalmente la vehemencia de Tolstói le llevó a ser más cristiano que el cristianismo, más revolucionario que nadie y eso le valió el rechazo de otros para secundar sus planes.

Tolstói ideó la revolución social antes que Marx

Portada de 'Mi viaje' / L. O.

Lev Tolstoi

  • Mi viaje al otro lado de la realidad
  • Editorial: Errata Naturae
  • Traducción: Antonio García
  • Precio: 19,50 €