Stan Lee: la leyenda tras los cómics de Marvel

«Exceptuándome a mí, no conozco a nadie totalmente bueno y perfecto». Stan Lee confesaba, haciendo gala de su habitual sentido del humor, que el encanto que revisten muchas de las creaciones con las que se construyó el Universo Marvel, desde Los Cuatro Fantásticos a Spiderman, pasando por Hulk, los Vengadores o los X-Men, reside, precisamente, en su imperfección. Su particular receta, aunque ahora pueda parecer sencilla y nada original, resultó todo un revulsivo a comienzos de los años sesenta, cuando los protagonistas de los cómics eran mayoritariamente héroes sin fisuras y alejados de labores o sentimientos mundanos, buen ejemplo de ello lo encontramos en Flash Gordon y el Capitán América.

Plantear un personaje que, tras obtener unos increíbles poderes arácnidos a causa de un accidente radioactivo, se dedicase a acabar con la delincuencia de Nueva York y, al mismo tiempo, sacar buenas notas en clase no era algo muy normal. Pero Lee estaba empeñado en hacer que sus superhéroes y villanos fuesen seres poliédricos y cercanos. Que las pasaran canutas para llegar a fin de mes; que sufriesen mal de amores; que no pudiesen desvelar su identidad secreta para proteger a su familia, que fuesen traicionados por su mejor amigo…

Tal y como afirma el periodista Norbi Baruch en la biografía ilustrada ‘Stan Lee de la A a la Z’ (Redbook), lo que más le gustaba al neoyorquino era humanizar a sus superhéroes. «Si algo define sus creaciones es lo tortuoso de sus vidas y sus relaciones fallidas interpersonales. Además, desde 1962, Lee había encontrado que las minusvalías físicas podían ser sumadas a sus creaciones. Un médico cojo y un empresario con una deficiencia cardiaca mortal sirvieron para encontrar los alter egos perfectos de Thor e Iron Man», apunta Baruch, que destaca que el salto mortal de esta tendencia llegaría en 1964 con el nacimiento de «un superhéroe no vidente»: Daredevil.

Stanley Martin Lieber (1922-2018) inició su carrera en el mundo del cómic en 1941 firmando un pequeño guion del Capitán América para la editorial Timely Comics, germen de la posterior Marvel, donde conoció a Joe Simon y Jack Kirby, creadores del supersoldado Steve Rogers. Tenía solo veinte años y su idea era convertirse en un reputado novelista, pero acabó dedicando la vida a las viñetas. Este volumen repasa alfabéticamente buena parte de la producción de Stan ‘The Man’, a quien le debemos más de 60 superhéroes, más de un centenar de villanos, casi 30 razas alienígenas, más de 70 personajes secundarios y toda la expansión de la todopoderosa Marvel (además de un sinfín de cameos en todas las películas de La Casa de las Ideas).

Como buen jugador de póker que era, Lee supo jugar sus cartas y, pese a la polémica que siempre le rodeó –muchos compañeros le señalaban por haberse apropiado sin escrúpulos de ideas que no eran suyas–, destacó como una mente genial y un referente del mundo del cómic y de la cultura pop a escala global. Puede que no siempre jugase limpio, pero, ya estábamos advertidos, nadie es perfecto. ¡Excelsior!

Stan Lee, de la A a la Z

Autor: Norbi Baruch 

Editorial: Redbook

Precio: 15,90 €