Mickey y el nazismo antes de ‘Maus’

Entre 1940 y 1942, cuarenta años antes de que Art Spiegelman publicara su famoso cómic ‘Maus’, en el que convirtió a los judíos en ratones y a los nazis en gatos, obra que le valió el Pulitzer, un ilustrador judío de origen alemán ya situó al ratón Mickey en un campo de concentración y le hizo correr aventuras. Se trata de ‘Mickey en el campo de Gurs’, un tebeo cuyo autor, Horst Rosenthal, prisionero de este mismo campo en la Francia pronazi de Vichy, fallecería en 1942 en otro campo.

La editorial Reino de Cordelia ha reeditado este cuaderno y otros dos más que realizó en Gurs, en el que este dibujante, nacido en 1915 en Breslavia -en aquel entonces territorio de Alemania y hoy Polonia- tomó prestado al ratón más famoso del mundo para combatir con ironía el día a día en tan terrible prisión, pensando en especial en los reclusos más pequeños, pues también había niños.

La ironía arranca desde la misma portada, ya que Rosenthal aclara en el subtítulo que su trabajo ha sido ‘Publicado sin autorización de Walt Disney’.

En este primer cuaderno, Mickey es detenido en la frontera por un gendarme al carecer de documentación y enviado a Gurs, un campo de triste memoria también para los españoles, pues con anterioridad sirvió para recluir a los republicanos tras la Guerra Civil.

La estancia de Mickey en ese inmundo universo de barracones y carestía es digno de Kafka y el ratón será el instrumento del autor para retratar con sarcasmo la dura realidad del campo, en el que a las raciones míseras de comida hay que sumar la censura e inspectores que husmean entre los reclusos.

La misma mordacidad encontramos en ‘La jornada de un interno en el campo de Gurs 1942’ , el segundo cuaderno y en el tercero, cuyo título ‘Pequeña guía a través del campo de Gurs 1942’, le sirve a Rosenthal para transformar la dura reclusión en un placentero viaje. Estos recorridos ‘a vuelapluma’ los aprovecha para retratar el mercado negro, las pésimas condiciones higiénicas, el inimaginable rancho, la burocracia o el miedo a ser detenido, pero siempre con gotas de un humor muchas veces soñador.

Detenido por la Francia de Vichy en 1940, después de que en 1933 cruzara al país galo para huir del auge del nazismo en su país natal, el dibujante sólo salió del campo de Gurs en 1942 escoltado por gendarmes, para ser deportado al campo francés de concentración de Rivesaltes y de ahí al de Auschwitz, Polonia, donde moriría en la cámara de gas en septiembre de ese año. Nos legó el arma que empleó contra la tiranía: el humor.