Editorial Random House

Salman Rushdie: Literatura frente al salvajismo

Tras el intento de asesinato el escritor publica ‘Cuchillo’ un majestuoso ensayo sobre el dolor y el amor, todo un desafío a la muerte y una celebración literaria de la vida

Rushdie

Rushdie / L.O.

Unos seis meses después de la agresión que casi le cuesta la vida y le dejó ciego del ojo derecho, Salman Rushdie volvió a escribir. A escribir literatura. Todo un símbolo triunfante de que la muerte, pese a sus intentos, no había debilitado ni su espíritu ni su determinación de vivir la vida y seguir transitando como esos hijos de la medianoche, con la palabra escrita. Surgió así este ensayo, ‘Cuchillo’, un intento y una aproximación de aquel atentado casi mortal de aquel 12 de agosto de 2022; el tránsito por hospitales y quirófanos, las secuelas, el regreso a casa y el impacto psicológico de un atentando que trastoca su existencia y la de su esposa, la escritora y fotógrafa Rachel Eliza Griffiths, su «gran heroína».

Pero es la Literatura, el poderoso y genial aliado que alimenta el cerebro de Salman Rushdie el que convierte este relato sobre la agresión y sus consecuencias en un poderoso ensayo sobre el arte, el dolor, la fuerza de la supervivencia, el amor y la propia literatura como ritos de superación y superioridad ante la fatalidad.

El 12 de agosto de 2022, el autor nacido en India, que ganó el premio Booker en 1981 por su novela ‘Hijos de la medianoche’, estaba en el escenario listo para dar una charla en la Institución Chautauqua en el estado de Nueva York. Salman se encontraba con Henry Reese, creador junto a su esposa, Diane Samuels, de un proyecto de asilo en Pittsburgh que brinda refugio a escritores perseguidos en sus países y con peligro de su seguridad. Su charla iba de eso, de la creación de nuevos espacios y refugios para escritores. Pero, paradójicamente resultó que aquel no era un espacio seguro para él.

Él lo relata así. «Veo el momento a cámara lenta. Sigo con la mirada al hombre que se destaca de entre el público y corre hacia mí. Veo cada paso de su precipitada carrera. Me veo a mí mismo poniéndome de pie y volviéndome hacia él (continuo de cara a él. En ningún momento le doy la espalda. No tengo ninguna herida en la espalda). Levanto la mano izquierda en un gesto de defensa. Él me hunde el cuchillo en la mano. Después de eso me asesta varias cuchilladas más, en el cuello, en el pecho, en uno, en todas partes. Noto que me fallan las rodillas y me desplomo». El escritor había quedado paralizado. «Aquella preciosa mañana, en aquel atractivo entorno, la violencia vino corriendo hacia mí y mi realidad se hizo pedazos».

Habían pasado, recuerda Salman, treinta y tres años y medio, desde la famosa fetua dictada por el ayatolá Jomeini, que le condenaba a muerte por la publicación de Los versos satánicos. En esos años había imaginado más de una vez a su asesino precipitándose sobre él en algún lugar público, por eso cuando lo vio correr hacia el pensó: «O sea que eres tú. Aquí estás».

En el suelo su único pensamiento era la idea de morir lejos de las personas que amaba, de no volver a ver su mujer, Eliza, a sus hijos, a su hermana.

En el libro no nombra a su agresor, tampoco quiere usar términos como «mi agresor» o «mi asesino», que solo emplea en la intimidad. En el libro es simplemente «A», un tipo que, según confesó después, apenas si leyó dos páginas de sus escritos, que apenas si sabía de él, sólo que le consideraba un farsante.

Rushdie, que en principio pensó en entrevistarse cara a cara con su agresor, cambió de idea y dedica varias páginas del libro a suponer ese encuentro y a través de una conversación imaginaria intenta meterse en su piel y en su mente para indagar en su cerebro y en las raíces de una acción que cambia su vida y echa a perder la de este joven asesino frustrado. Todo para hacerle entender que hizo una mala apuesta. Tú has fallado, le dice, «yo fui el que tuvo la suerte».

Cuchillo

  • Salman Rushdie
  • Editorial: Random House
  • Traducción: Luis Murillo Fort 
  • Precio: 20,81 € 

El relato es también el reconocimiento del papel salvador de su esposa; la historia del amor que existe entre ambos y que contribuye en gran parte a su recuperación y gracias al tierno y valiente apoyo de ella, la poeta, novelista y fotógrafa Rachel Eliza Griffiths. Durante el largo proceso hospitalario ella fue una «superheroína, una roca irrompible». Desde los primeros días grabó y fotografió el proceso de recuperación; «era como un desafío a la muerte y una celebración de la vida, pero también una mirada frontal a los daños».

El ataque mantuvo a Rushdie en el hospital durante seis semanas recuperándose de las múltiples heridas. Todas han ido sanando menos el ojo derecho del que ha quedado ciego.

En el hospital UPMC Hamot, especializado en traumatología, estuvo dieciocho días, lo salvaron por los pelos pues durante los primeros días estuvo más cerca de la muerte que de la vida. En esos días aprendió mucho sobre la asombrosa capacidad del cuerpo humano para curarse solo. «El animal humano es capaz de muchos actos dañinos y de algunos nobles también, pero cuando su existencia se siente amenazada, un instinto poderoso tomas las riendas. Es el instinto de supervivencia».

Tras los 19 días en el Hamot fue trasladado al centro Rusk de Rehabilitación, en Nueva York. Pero había que rehabilitar también la mente y el espíritu, que el cuchillo del agresor había dañado. No tuvo estrés postraumático, pero lo que tenía y sigue teniendo eran pesadillas. De día mantenía la calma, pero al dormirse las defensas fallaban y aparecían los horrores nocturnos. No soñaba secuencias del atentado, pero sí escenas de violencia.

El lunes 26 de septiembre recibió el alta y pudo «volver al mundo» tras más de mes y medio de hospitales. Por medida de seguridad se instalaron en el loft que unos amigos tenían en el Soho de Nueva York.

Pero la gran noticia fue que después de medio año en el vacío, la escritura volvía, la literatura se había salvado y comenzó a escribir este libro.

Trece meses después del atentado volvió a Chautauqua, a la escena del crimen para sentir que estaba allí sano y salvo. Confiando en que fuera un ritual de superación, que ayudara a dejar atrás aquel día horrible. Su mujer Eliza fue con él. Volvió el 18 de septiembre de 2023. Entró al anfiteatro por la misma puerta que lo hizo un año antes. Eliza estaba muy afectada y él también . Subió al escenario e intentó relatarle la escena a su mujer. Experimentó cierta sensación de triunfo al estar allí. Les dejaron solos y estuvieron largo rato abrazados. Al estar allí y poder contarlo a Eliza percibió que se quitaba un peso de encima, fue una sensación de levedad. «Se había cerrado un círculo y yo estaba haciendo lo que pensaba: hacer las paces con lo que sucedió aquel día, las paces con mi vida». Supo que habían podido reconstruir la felicidad, una felicidad herida, pero era una felicidad consistente.

‘Cuchillo’ es la respuesta, la receta de Salman Rushdie frente a la violencia y el salvajismo. Frente a los que actúan desde la ignorancia responde con un poderoso ejército: la Literatura. Con una franqueza conmovedora, Salman Rushdie responde con el arma más firme, la cultura frente a la barbarie. Quedamos tranquilos.