"De mayor quiero ser bombero para rescatar con mi perro a las personas que lo necesiten". Pedro Pacheco, un pequeño de Fuente de Piedra de apenas nueve años, ya tiene claro, a su temprana edad, su trabajo de futuro.

Su madre, Lola Álvarez, se emociona cada vez que lo escucha. No en vano, Pedro quizá lo tenga más complicado por las limitaciones físicas y cognitivas que su enfermedad le aportan. Diagnosticado con una patología de las denominadas raras, síndrome de Prader Willi, el pequeño ha superado limitaciones impensables en muy diferentes parcelas de su vida.

Gran parte de la culpa la tiene su perro Fénix, un labrador de 37 kilos de pelo suave y liso de color negro que el pequeño "adiestra" como un encantador de perros profesional. "Y las mejoras que ha obtenido desde que trabaja con este labrador son impresionantes. Los beneficios en el terreno de la coordinación, la movilidad y la interacción social que obtiene el pequeño están demostrados", dice David García, director de la Escuela Canina Quercus, en Málaga, asociación que impulsa desde hace meses en Mollina un taller de terapia con perros para niños con algún tipo de discapacidad, y al que acude Pedro "como un alumno aventajado".

Este programa de terapia con canes es de los primeros que se impulsa en Málaga. En gran parte debido a la constancia de la madre de Pedro. "Vi que mi hijo mejoraba sensiblemente con el trato diario con Fénix. Los profesionales de la escuela Quercus me hablaron de esta posibilidad terapéutica, y aquí estamos", explica Lola, quien ha movido cierra y tierra para buscar una ubicación a este taller, que cuenta con unos ocho niños con problemas de discapacidad de muy diverso tipo.

Y muchos, como Pedro, aspiran a ser adiestradores caninos profesionales. Recientemente, el pequeño ha obtenido el "apto" en una prueba de entrenamiento de compleja ejecución para amo y perro, conocida en el gremio como BH. "El animal tiene que demostrar una serie de habilidades de obediencia que lucen en función de la capacidad del amo para dirigirlo por la pista. Es impresionante que un pequeño con las limitaciones de Pedro lo haya obtenido", resalta el director de la escuela canina, quien apuesta por el impulso de este tipo de talleres por los beneficios directos que reporta. La ventaja en relación a la hipoterapia o la equinoterapia es que un perro "cabe en cualquier sitio", bromea García.

Mientras, en la calle, Pedro pasea a Fénix. Mañana es un día duro de entrenamiento.