No les gusta definirse ni como psicólogos ni como consultores de empresa. Son coaches (literalmente, entrenadores) una profesión que ya desde hace años hace furor en el mercado anglosajón y que, poco a poco, se va introduciendo en España. Sus clientes son empresarios ejecutivos y autónomos –además de particulares que necesitan tomar ciertas decisiones personales–, que acuden al coaching en busca del valor y del discernimiento necesario para pasar a la acción. Decenas de empresas dedicadas a este segmento han surgido en estos últimos años en Málaga, aunque los veteranos del sector aconsejan saber elegir bien.

«Últimamente, cualquiera que se ha leído un libro se cree que puede ejercer de coach. El cliente debe exigir tanto un nivel de conocimiento como de experiencia», afirma José Miguel Gil, residente en Marbella y gerente de la empresa de coaching Coanco. Psicólogo de formación, señala que este segmento lo están ejerciendo también profesionales como abogados o economistas, que tratan además a cliente de áreas tan variopintas como el deporte o la política. La empresa, no obstante, es el nicho de clientes más tradicional.

«Nosotros acompañamos al cliente a la hora de tomar decisiones, pero no les decimos qué deben hacer. Si tienen varias opciones les hacemos que se pregunten y autoanalicen todas ellas para que decidan cuál es la mejor», comenta José Miguel Gil, residente en Marbella y gerente de la empresa de coaching Coanco, además de miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Coaching (Aesco). Porque, aunque no lo parezca, la inseguridad, el estrés o el miedo al fracaso atenazan a los directivos y empresarios a la hora de tomar decisiones. Recortar gastos en la empresa, acometer planes de expansión, mejorar las relaciones entre el personal, incrementar la productividad del trabajador, en definitiva, innovar... son cuestiones en las que el coach trabaja, más que para dar consejos o respuestas concretas, para que el cliente aprenda a tomar de forma objetiva la mejor decisión.

«El coaching es un proceso de actuación dinámico que favorece el desarrollo y crecimiento de las personas u organizaciones basado en el acompañamiento de las mismas con el fin de lograr los objetivos que se propongan, ya sean estos personales, profesionales o empresariales, partiendo desde el punto actual en que se encuentran para llegar al punto que desearían alcanzar», reza la definición clásica del término, que se completa con la idea de «cubrir el vacío existente entre donde una persona está ahora y donde se desea estar».

Pasar a la acción

El malagueño Julio del Pozo, que tiene su firma Asuem Coaching & Consultores en el Camino de Suárez, añade que el coach debe contar con el compromiso y la colaboración del cliente, ya que el objetivo primordial es pasar a la acción para cambiar las cosas, y los resultados deben verse a muy corto plazo. Las sesiones de coaching en una empresa o grupos directivos pueden espaciarse desde varias semanas hasta un año, con un coste aproximado de entre 60 y 200 euros por sesión (manda el mercado y la tarifa de cada coach). El sector señala que estos servicios ni son caros y que hay que dejar de ver el coaching como algo sólo accesible a las grandes empresas.

«Las pymes pueden tenerlo perfectamente. No se trata de un gasto, sino de una inversión, y si después consigues que tu empresa tenga más beneficios o tus trabajadores rindan el doble claro que merece la pena», apuntan tanto del Pozo como Gil.

En este sentido, afirman que en Málaga (como en Andalucía y en España) falta todavía una mentalidad empresarial más madura que se marque retos más allá de las subvenciones y las ayudas públicas. «Yo lo llamo subvencionitis. Es la cultura de pensar que cualquier camino empresarial que emprender debe pasar por un apoyo público. El coaching también buscar romper esa dependencia, reforzando la confianza de los empresarios», señala Del Pozo.

También en Marbella, Concepción Durante, de Coaching Creativo, apunta que su labor es la «ayudar a pensar mejor», algo que los diferencia de la terapia psicológica o de las opiniones y consejos que puede ofrecer una consultora. «Si el coaching es ahora muy demandado es que porque hay una necesidad de usar los recursos propios con mayor efectividad. Los directivos y ejecutivos precisan de nuevas formas para dirigir equipo y motivar a su personal», comenta Durante.

Juan Carlos Loreto pertenece a la nueva generación de coaches de Málaga, y afirma que este negocio se basa en la toma de conciencia y responsabilidad» por parte del cliente. «Somos como un espejo donde debe verse reflejado tal y como es. A veces se acude a los amigos y a la familia para pedir consejo, pero éstos no suelen ser objetivos, porque les puede el cariño o el temor a hacer daño. Un coach es imparcial y te va a servir de guía y te va a dar herramientas para que tú tomes las mejores decisiones. Pero las toman ellos, no yo», comenta Loreto, que sí cree que esta labor requiere de «cierta filosofía y empatía».