El stock de viviendas embargadas que está en poder de las entidades financieras –y cuya cifra exacta sigue siendo un enigma, aunque en la provincia se mueve sin duda en varios miles de unidades– está motivando que las pocas hipotecas que se siguen concediendo sean mayoritariamente para dar salida a este producto inmobiliario, en detrimento de los pisos que ponen a la venta los promotores privados. Bancos y cajas de ahorro están rechazando en Málaga más del 70% de las operaciones hipotecarias presentadas por los constructores, una tasa que da la vuelta por completo a lo que sucedía en los años del boom inmobiliario: entonces, siete de cada diez hipotecas propuestas eran aceptadas sin reservas y tan sólo eran rechazadas el 30%.

Las estimaciones proceden del Consejo Consejo General de los Colegios de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI) y está elaboradas con sondeos realizados en las distintas provincias. La palma se la llevan Valencia y Tarragona, donde el rechazo a las solicitudes de hipotecas para pisos de promotoras alcanza el 83%. El portavoz del Colegio, Germán Navarro, relaciona estas altas tasas con el hecho de que las cajas de ahorro levantinas fueron de las más expuestas al negocio inmobiliario y, por ende, de las que más activos inmobiliarios retienen procedentes de ejecuciones hipotecarias, embargos o daciones en pago. Otras zonas como Castellón, Murcia e incluso Almería también presentan esta casuística.

En cuanto a Málaga, el porcentaje de hipotecas rechazadas está sólo algo por encima de la media nacional, que se quedaría en un raspado 70%. El presidente del Colegio malagueño de Agentes de la Propiedad, Cayetano Rengel, lamenta la actitud de las entidades financieras que, a su juicio, mantiene «estrangulado» el mercado inmobiliario, sobre todo ahora, que los precios han vuelto a los niveles del año 2005 y están «más asequibles que nunca».

De solventes a excluidos

«El número de operaciones que están rechazando los bancos es una barbaridad, y así el sector no puede funcionar. Entiendo que se no le pueda dar la hipoteca a una persona en paro, pero no que se le niegue a personas con nónimas y avales familiares. Parece como si hubiera consignas entre los directores de oficina, y eso es un problema. A sus pisos les dan el 100% de la hipoteca y a los de los promotores, ni el 80%», comenta Rengel.

Los agentes de la propiedad inmobiliaria no critican que los bancos ofrezcan buenas condiciones de financiación para su propio stock de viviendas, pero sí que rechacen por sistema la gran mayoría de solicitudes de clientes que quieren comprar pisos de promotores privados. En muchos, casos la negativa es para operaciones que estaban cerradas entre cliente y promotor, en unas condiciones que antes de la crisis hubieran sido calificadas de viables sin ningún problema.

El enfado es compartido por la Asociación de Constructores de Málaga (ACP), cuya gerente, Violeta Aragón, ratifica las extremas dificultades para lograr la subrogación de hipotecas para clientes. «Se está sufriendo mucho para lograr que le den la hipoteca a clientes que antes sí eran considerados solventes. Los bancos piden unos requisitos mucho mayores, casi imposibles de cumplir, como es el caso de que los familiares avalen con propiedades. No tiene sentido», apunta Aragón.

«Competencia desleal»

Los promotores advierten de que, con esta actitud, el problema inmobiliario no se arreglará sino que tenderá a agravase. El razonamiento es que si el grifo de la financiación sigue cerrado, cada vez serán más las viviendas de promotores que acabarán en manos de los bancos al no poder vender ni responder a los créditos que mantienen con los bancos. «Es la pescadilla que se muerde la cola, nos parece bien que las entidades financieras quieran dar salida a su stock, pero para ello que no bloqueen nuestras operaciones», opina la portavoz de la ACP.

El panorama tampoco sorprende al responsable de la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), Alfredo Martínez, que estima que guardarse las mejores condiciones hipotecarias sólo para sus propias vivendas es «competencia desleal». A su juicio, el mercado no volverá a la normalidad y el equilibrio entre los actores hasta que el sector financiero liquide sus activos inmobiliarios.