La resaca es compañera habitual de toda fiesta que se precie. Como cada 24 de junio, las moragas de San Juan dejan una jungla de plásticos, botellas y vasos en las principales playas de la capital. Aunque los 'destrozos' no sólo son materiales, también humanos. Alguno que otro amanece con sus huesos en la arena, despertado por los operarios de Limasa, que desde esta pasada madrugada se afanan en adecentar el litoral. Especialmente dura ha sido la labor de limpieza en las playas de Huelin, La Misericordia y La Malagueta.