No es el primer intento. Ni tampoco ha servido de nada hasta el momento el traspaso de competencias en la materia a la Junta de Andalucía. Pero, por fin, después de una reunión que mantuvieron ayer representantes de la Asociación de Empresarios de Playas de la Costa del Sol con el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y con el delegado de Medio Ambiente, Valentín Ortiz, el mapa de los chiringuitos en la Costa del Sol tiene el camino despejado para abandonar el limbo jurídico en el que se encuentra sumido y para, antes del verano, resolver los 197 expedientes que están pendientes de regularización.

Para despejar de forma definitiva el camino de los chiringuitos hacia la deseada legalidad, los responsables de la Junta de Andalucía han desarrollado un cronograma de trabajo que prevé que los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente se reúnan con sus homóloga de la Asociación de Empresarios de Playas el próximo miércoles y que incluye la creación de una comisión de seguimiento que se convocará con una periodicidad de 14 días.

La idea es la de trabajar conjuntamente para estudiar cada expediente y ver qué papeles o trámites faltan para que se puedan resolver los flecos pendientes. De esta manera, la Junta podrá empezar a otorgar las licencias de manera inminente. Según informó ayer Ruiz Espejo a la salida de la reunión, existen numerosos expedientes que ya estarían muy avanzados y éstos serán los primeros en ser tratados para ir despejando una situación que se encuentra enmarañada desde el año 2005, cuando se empezaron a agotar las primeras concesiones que se otorgaron en la Costa del Sol. «Lo que hemos querido con esta reunión es mantener la colaboración entre los servicios de la federación y los servicios de Medio Ambiente para que, en base al cumplimiento de la normativa, se puedan otorgar las autorizaciones y concesiones», reseñó Ruiz Espejo.

Acostumbrados a navegar en el escepticismo, las partes implicadas que representaron ayer a los chiringuitos se mostraron, esta vez, convencidas de que por fin se pueda allanar el camino y así lo transmitió también el presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de la Costa del Sol, Manuel Villafaina. «Hemos dado el paso definitivo para despejar esta situación», aludió ayer en un tono ciertamente eufórico para alguien que representa a unos negocios acostumbrados en los últimos años a ser emplazados cada verano a aguardar de nuevo la concesión definitiva que dé seguridad jurídica a sus dueños.

Reformas en octubre. «Nosotros siempre hemos sido un sector que ha estado en la vanguardia», afirmó ayer Villafaina para admitir una cierta decadencia en el sector. Algo que achacó a la prolongada falta de inversiones en el sector. Sumidos en un laberinto de papeles y trámites, los propietarios de los chiringuitos, ante la incertidumbre generada, no habrían estado dispuestos a emplear su dinero en reformas o mejoras pertinentes. Una situación que, según aseguró el propio Villafaina, se invertirá desde el momento en el que la Junta empiece a otorgar las deseadas concesiones. «Aunque se puedan acometer algunas reformas menores, nuestro pensamiento es el de esperar a que acabe la temporada alta para, ya en octubre, empezar a reformar los chiringuitos que lo requieran», aseguró.

Para Villafaina, una de las claves que ha hecho que cambie el panorama de fondo radica en la ya mencionada comisión de seguimiento. El presidente de los empresarios de la Asociación de Empresarios de Playas ve en este órgano de confluencia el garante para defender los intereses de los chiringuitos. «Estaremos vigilantes para que se cumpla con lo prometido», avisó.

Aunque con unos expedientes en estado dispar, según aseguró ayer Villafaina, unos 197 chiringuitos en la provincia se encuentran aún pendientes de que se les conceda una concesión definitiva. Sin esta seguridad jurídica, los propietarios difícilmente invertirán en unos chiringuitos que ya se preparan de nuevo para una temporada alta. Esta vez con el deseo de abrazar el verano sin el yugo de la provisionalidad. Las freidoras están ahí. El aceite, por ahora, aún huele a alegal.