Una reciente reunión entre los responsables del Área Municipal de Sostenibilidad Ambiental, Limasa y los hosteleros malagueños, representado en la Asociación Mahos-Amares, sirvió para que el Ayuntamiento afirmase que una de las medidas que se contemplan en la declaración de zonas acústicamente saturadas es no dar más licencias para bares y restaurantes en el Centro Histórico, como confirmó el portavoz del colectivo, José Simón Martínez.

La idea del área que dirige el concejal Raúl Jiménez es decretar un año de moratoria al considerar acústicamente saturada la almendra central de la ciudad. Algunas fuentes del sector mostraron su preocupación al considerar que «la moratoria implica que si el restaurador se quiere ir y dejar el negocio no puede traspasarlo y el que venga detrás no está habilitado para mostrar un negocio hostelero».

Jiménez, por cierto, ya destacó en una rueda de prensa en octubre que la declaración de zonas acústicamente saturadas permitiría «no otorgar nuevas licencias, retirar las licencias para terrazas e, incluso, parar la actividad, aunque este último punto puede ser excesivo».

El representante de los hosteleros malacitanos reconoció que eso «está sobre la mesa, son medidas del Ayuntamiento para actuar contra el ruido por la normativa europea». «No estamos de acuerdo. Somos empresarios y abogamos por una competencia abierta y no crear monopolios. Entendemos también, por otro lado, que hay que tomar medidas. Hemos de hablar, dialogar y entendernos entre todo». Reconoce, por tanto, que hay que llegar a una solución acerca de la «concentración de bares» del Centro y de otras zonas. «Málaga necesita expandirse, todo está muy concentrado y no sé si eso es lo más adecuado. Se podría, por ejemplo, incentivar la extensión a otras zonas». Eso, precisó Simón, se planteó hace tiempo, luego «se desinfló y ahora ha vuelto a tomar fuerza».

Por otro lado, el Ayuntamiento planteó a los hosteleros la posibilidad de volver al sistema de recogida de residuos orgánicos puerta a puerta, lo que supondría retirar todos los contenedores, soterrados o no, del Centro y dejar una mínima presencia de ellos. Así, la basura se recogería por vehículos eléctricos de Limasa dos, tres veces o incluso en más ocasiones al día, en este caso si el hostelero lo demanda y lo paga. Esta misma idea se quiere llevar a cabo con los vecinos, unos 1.600, que viven en el corazón de Málaga. Ahora, se va a hacer una encuesta con los hosteleros para ver qué hora es la mejor para recoger estos residuos y luego se hará un protocolo. Con los vecinos, se actuará de la misma forma. Se plantea, en este punto, poner un contenedor en el portal al que puedan bajar la basura durante media hora al día, por ejemplo.

Martínez destaca que hay que trabajar por un «servicio óptimo, porque hay que cuidar el Centro Histórico. Hay opiniones para todo, puede ser una medida apropiada pero, por otro lado, va a generar muchas interferencias si Málaga está siendo continuamente atravesada por camiones de basura».

El portavoz de los hosteleros explica que la idea es que haya dos o tres recogidas al día y algunas más para aquellos dueños de bares y restaurantes que lo pidan y lo paguen. «Todo esto está en desarrollo, a ver si encontramos la solución óptima», dijo.

Jiménez, en la rueda de prensa de mediados de octubre, precisó que antes de todo esto tendrá que aprobarse la ordenanza de vía pública, la que regula las terrazas. La idea es que estas zonas acústicamente saturadas vayan a aprobación inicial por parte de la Comisión de Medio Ambiente este mes. Luego, saldrá a exposición pública para los grupos políticos y habrá otro para la ciudadanía. Después se producirá la aprobación definitiva. Los hosteleros malagueños decidirán cuál es su postura oficial en una asamblea que tendrá lugar en unas dos semanas. Hasta entonces, cada uno piensa de una manera.