El comercio electrónico se está revelando como un gran oportunidad para las empresas de pequeño tamaño, que a base de especialización y de marketing digital pueden llegar a clientes de forma masiva y competir por mercados hasta ahora poco accesibles para ellas. Que se lo digan a Pablo Rodríguez, Freddy Salazar, Raúl Mena, y Yago González, cuatro malagueños que en 2014 decidieron montar con apenas una inversión inicial de 10.000 euros una licorería on line y que vienen firmando una fructífera trayectoria.

La tienda se llama «Yo Pongo el Hielo» (su web es www.yopongoelhielo.com) y, tras duplicar ventas en cada ejercicio, este año tiene previsto alcanzar una facturación de un millón de euros, con un 25% de las ventas centradas ya en el mercado internacional a través de clientes de Reino Unido, Portugal, Francia, Polonia, Finlandia o Malta. En España, Madrid y Barcelona son las zonas de mayor venta, seguida de Valencia, Sevilla y Málaga. El reto para 2019 es volver a doblar y acercarse a los dos millones de euros, una cifra que asentaría definidamente el negocio entre las licorerías digitales más relevantes de España e incluso de Europa.

El negocio ofrece desde los clásicos whisky, ron, ginebra, vodka y tequila hasta productos con menor graduación alcohólica como cerveza, vino, sidra, champagne y cava y desde sus inicios acumulan ya una base de unos 12.000 clientes que vienen utilizando sus servicios (una cuarte parte, foráneos, en la misma proporción que la facturación). Incluso tienen gama de whisky y ginebra sin alcohol. En total, ofertan casi 4.000 referencias.

El proyecto surgió de la amistad de los cuatro socios fundadores, que aprovecharon su experiencia laboral en otra empresa del sector del comercio electrónico (la también malagueña Tiendanimal) para emprender esta aventura. «Sabíamos que queríamos poner en marcha una empresa de comercio electrónico, una tienda on line, pero no teníamos claro sobre qué. Al final apostamos por el tema de las bebidas», comenta Yago González, director de marketing de la firma.

Los comienzos de la tienda de licores fueron, como es habitual, laboriosos y duros, con una pequeña inversión que permitió dar de alta los dominios, diseñar una web ágil y funcional («un cliente insatisfecho con su experiencia de compra no repite») y realizar una mínima publicidad on line.

Fueron además una de las primeras firmas de ecommerce que empezaron a interactuar con los usuarios por whatsapp, algo que permite a los interesados recibir contestación de forma rápida sobre cualquier pegunta relativa a precios, productos o plazos de entrega. Los pedidos en España se sirven en un plazo de 24-48 horas (dependiendo de la hora del día a la que se pida y si es capital de provincia o no).

Una de las tareas más importantes, y en la que los cuatro socios son especialistas, es el posicionamiento SEO de la empresa, para aparecer siempre en las primeras posiciones cuando los potenciales clientes realizan una búsqueda en Google (algo clave para captar también clientes extranjeros).

Perfil de clientes

La sede de la empresa está situada en el polígono del Guadalhorce, muy cerca de las instalaciones del que es su principal proveedor, Bebidas París. Eso les permite no estar obligados a mantener un gran estocaje de botellas, lo que ayuda a mantener reducidos los costes. «Sabíamos que nuestra estructura de costes tenía que ser muy baja al principio, para aumentarla conforme subiera a cifra de clientes. Funcionamos mucho con el boca-oreja, y así estamos creciendo a un gran ritmo», comenta.

El perfil de sus clientes está entre los 25 y los 45 años, e incluye tanto a personas particulares como a profesionales de la hostelería. «Puede ser gente que quiera comprar bebidas para una fiesta o un evento, o clientes que buscan una marca más premium que habitualmente no hay en los supermercados. Tenemos también convenios con algún festival», explica. Entre los clientes hay además incluso coleccionistas que buscan alguna botella de edición limitada o características muy especiales que no encuentran en otro lugar. Es el caso de un particular de Malta muy interesado en todo tipo de whiskys.

González comenta que los precios de «Yo pongo el hielo» son muy competitivos, aunque ese ahorro de precio compensa realmente en pedidos de varias unidades. «El pedido tipo en nuestra tienda es de tres o cuatro botellas, con un importe total de más de 100 euros. Eso sí, hay gente que se gasta 1.000 euros en un pedido y otros sólo 30», afirma. En la tienda hay botellas que pueden superar los 1.500 euros y curiosidades como una ginebra que cambia de color cuando se le echa la tónica.

«Estamos continuamente renovando catálogo e innovando. También trabajamos la cerveza de importación, y tenemos siempre las más raras», señala.