Su lema era «Nunca caer en el desaliento» y bien que lo ejerció don Porfirio Smerdou Fleissner (Trieste, 1905-Madrid, 2002), el cónsul de México en Málaga que se jugó literalmente el tipo durante la Guerra Civil, primero por salvar la vida a malagueños del bando nacional y cuando cambiaron las tornas, para hacer lo mismo con malagueños del bando republicano.

De su increíble historia existía una biografía novelada, El Schindler de la Guerra Civil, publicada hace unos 15 años por el conocido periodista Diego Carcedo, una obra que al abogado Félix Álvarez Martín (Coín, 1964) le llegó muy hondo. «Me enamoré de la historia», confiesa.

Hace unos días, en el Real Club Mediterráneo, Félix Álvarez Martín presentó el ensayo histórico La lista de Smerdou. Los refugiados de Villa Maya. Málaga 1936-1937 (ediciones del Genal) que, como explica, puede complementarse con la obra anterior, al aportar el ensayo «documentación hasta ahora inédita para el público en general».

Una de las novedades del libro es que aborda las dificultades que tuvo Smerdou con la dictadura de Franco: en 1946 le abrió expediente el temido Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo por su fugaz pertenencia a la logia masónica Fraternidad de Málaga.

El excónsul respondió con un escrito, «redactado íntegramente por él», en el que detallaba sus gestiones para salvar la vida a centenares de malagueños del bando franquista, a muchos de los cuales ocultó en Villa Maya, la casa que tenía en alquiler en El Limonar, en la avenida República Argentina, y que fue demolida el mes pasado por no contar con protección arquitectónica.

Esta lista de nombres y gestiones es uno de los documentos que reproduce el libro, cuenta Félix Álvarez, que quiere agradecer la generosidad y ayuda que ha recibido de los descendientes y familiares del cónsul.

El pasado masón, señala el autor de La lista de Smerdou, es casi seguro que se limitara a la ceremonia de iniciación en la logia, el 12 de febrero de 1936, «porque el 15 de febrero viaja a Veracruz, México y no vuelve a Málaga hasta junio, un mes antes de la guerra».

Smerdou fue condenado a 12 años y un día por su pasado masón, pero al mismo tiempo, el tribunal se dirigió al Consejo de Ministros para solicitar su absolución, al concurrir cinco circunstancias favorables, cuenta la obra. En octubre de 1947 fue absuelto por el Consejo de Ministros, pero desde enero hasta su absolución estuvo en régimen de prisión atenuada en su domicilio de la calle Ferraz, 50, en Madrid.

Estas circunstancias, considera Félix Álvarez, explicarían el manto de silencio sobre la figura de Smerdou durante décadas, pese a haber salvado tantas vidas de simpatizantes de los vencedores.

A la vista de la documentación que aporta el libro, Félix Álvarez calcula que evitó la muerte casi segura de entre 450 y 500 personas en total, aunque no todas llegaron a estar ocultas en Villa Maya. «Tenía varias formas para protegerlas, una era acogiéndolas en Villa Maya y otra era proporcionándoles pasaporte o salvoconducto, habitualmente salían en un buque con pabellón extranjero o bien auxiliados a través del cónsul británico y su viejo yate Honey Bee», destaca.

Precisamente, uno de esos pasaportes mexicanos que expidió a un malagueño le jugó a don Porfirio una mala pasada porque uno de los agraciados, Bernabé Fiestas, a quien le hizo las gestiones por insistencia del gobernador civil, al verse a salvo en Alemania devolvió el pasaporte a la embajada de México y el gobierno mexicano, al enterarse, cesó a don Porfirio como cónsul, aunque como cuenta Félix Álvarez, recibió la ayuda de unos abogados refugiados en Villa Maya, que lograron refutar el cese al gobierno mexicano con una argumentación jurídica.

La casa del Limonar acogió a refugiados que fueron rotando durante la Guerra Civil, aunque se sabe que llegó a albergar a la vez a 65 personas. El escritor señala que esa cifra la menciona un jesuita en un libro de 1939, que se refiere a la vivienda como «una casa humilde y en malas condiciones, no el lujo que esperaba de la figura de un cónsul».

Ayuda a republicanos

El cónsul de México, un país amigo de la II República, siguió cumpliendo con su tarea humanitaria con malagueños republicanos, una vez fue tomada la ciudad por las fuerzas rebeldes en febrero del 37.

Y aunque no los acogió en Villa Maya, sí lo hizo en el vecino consulado de Argentina, también en El Limonar, que se había quedado vacío: «El cónsul de Argentina entregó las llaves a Smerdou porque temía que pudiera ser víctima de algún grupo incontrolado».

Félix Álvarez explica que cuando el capitán Bolín, primo de la mujer de Smerdou, Concha Altolaguirre Bolín, llega a Málaga con las tropas de Franco, «supo por rumores que tenía alojados a siete republicanos y se dirigió a él para que los delatara, para poder ordenar un registro sin revelar las fuentes».

Tras negarse a delatarlos -entre ellos estaba el líder en Málaga de Izquierda Republicana, señalan los documentos del cónsul- y ante la inminencia del peligro, don Porfirio contactó con el doctor José Gálvez Ginachero para realizar una arriesgada operación: «Disfrazarlos de parturientas y meterlos en la clínica Gálvez; allí me consta que estuvieron once días»:

Tras la Guerra Civil don Porfirio se desvinculó de la carrera diplomática y marchó a Madrid donde, gracias a dominar cinco idiomas, emprendió todo tipo de negocios, muchos de ellos internacionales.

En 1986 recibió un homenaje en el Real Club Mediterráneo por parte de un grupo de malagueños a los que salvó la vida y de sus descendientes.

El autor de La lista de Smerdou destaca que quedan testimonios escritos, como una carta de la familia Santos Rein, una de las que acogió en Villa Maya, en la que don Porfirio «recuerda sus felices años en Málaga». De hecho, en sus últimos momentos pidió volver a la ciudad en la que arriesgó la vida por malagueños de las dos Españas.

Fundación Villa Maya

La aciaga demolición de Villa Maya, por falta de sensibilidad de las administraciones y descoordinación, ha tenido como consecuencia el reciente nacimiento de la Fundación Villa Maya, que preside el propio Félix Álvarez y que tiene como primer objetivo «recuperar la casa», actualmente un solar en manos privadas.

En último pleno municipal de marzo todos los grupos políticos acordaron trabajar de forma conjunta con la Junta de Andalucía «para obtener el solar de Villa Maya sin descartar su reconstrucción e implantar un centro cultural de la concordia que permita un uso moderno y a la vez recuerde y sirve de memoria de lo allí acaecido», cuenta el presidente de la nueva Fundación.