Un dicho afirmaba eso de que veías menos que los leones de la plaza de la Merced, unos animales que por su incapacidad para observar las cosas, entroncaban con el famoso gato de escayola.

Estos famosos animales del Centro de Málaga no son tan fieros como los pintan, mayormente por su tamaño, tan similares a un gato de angora, pese a que posen con una bola como los del Congreso de los Diputados.

Durante muchos años han adornaron los laterales de la plaza, dos a cada lado. Pero como nos informan fuentes municipales, los leones fueron haciendo mutis por el foro, quién sabe si por puro vandalismo o para que adornaran algún chalet.

El caso es que hubo un momento en que en la plaza solo quedó un solo león, quién sabe si pariente lejano o cría del que preside el antiguo Parador de San Rafael. Y no es de extrañar que terminaran desapareciendo, porque por internet pulula por ejemplo una foto, en la que un malaguita está subido a tan exigua obra artística, rodeado de gente, quién sabe si en plena Semana Santa, pero con el riesgo de llegar antes de tiempo a la Resurrección, pues el riesgo de desnucamiento es evidente.

El Ayuntamiento al final repuso tres de los leones, coincidiendo con alguna reforma de la plaza, pero el paso del tiempo, y sobre todo, el paso de los gamberros, terminó por llenar de fisuras el primer león del lateral derecho, el del cine Victoria, según se mira desde calle Granada. Por otro lado, a un servidor le da la impresión de que este último es el original, el más antiguo de los cuatro.

Además de lleno de fisuras, algo que le había quebrado las patas, el meneo vandálico al que había sido sometido sin que el animalito soltara un rugido lo había desencajado de su pedestal. Por este motivo, la Gerencia de Urbanismo Fuentes municipales señalaban el pasado martes que las piezas estaban casi listas.

Otro asunto escultórico que nada tiene que ver con los gamberros es el reciente desprendimiento de unas placas de piedra gris de Sierra Elvira de la base del monumento de don Manuel Agustín Heredia, lo que ha obligado a arreglar el entuerto. En concreto dos de estas placas se despegaron y por suerte cayeron al seto que rodea la obra, pero sin partirse.

No han sido mamíferos bípedos en esta ocasión sino, de forma indirecta, las obras de la Alameda Principal las que han provocado la decadencia y caída de las placas, pues según informan fuentes municipales, el desvío del tráfico por el Muelle de Heredia ha aumentado el paso de camiones de gran tonelaje y con ello, las vibraciones que ha sufrido el monumento, obra de 1850 del escultor malagueño José Vilches.

Ya sea por meneo vandálico o por el del tráfico pesado, las consecuencias están ahí... pero en plena restauración.