Arte

Carlos Díaz: una abstracción repleta de figuras y éxitos

El malagueño Carlos Díaz (1955), hermano del desaparecido pintor José Díaz-Oliva, expone en la sala Manuel Barbadillo de Aplama ‘La Vida en Abstracto’, una selección de cuadros abstractos pero repletos de seres y objetos, con la que regresa al mundo artístico, acompañado del respaldo del público.

Carlos Díaz, ante una de sus obras.

Carlos Díaz, ante una de sus obras. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Su padre, Federico Díaz-Oliva, maestro nacional en Nerva (Huelva), estuvo a punto de morir fusilado dos veces durante la Guerra Civil. Las dos se salvó por ser el número 13 de los fusilados y quedar descartado. «Pero la segunda vez, el número 12 era su hermano, que sí murió», cuenta su hijo Carlos Díaz.

La familia, huyendo de la guerra, arribó en Málaga, donde se establecieron, así que en Málaga en 1955 nació Carlos, el pequeño de seis hermanos, aunque el mayor, el conocido pintor José Díaz-Oliva (1938-2001), con quien se llevaba 18 años, nació en Nerva aunque luego fuera malagueño de adopción y con calle en su recuerdo en Ciudad Jardín.

El pequeño Carlos en los 60, jugando con su hermano mayor, José Díaz-Oliva, en La Misericordia, delante de la central térmica.

El pequeño Carlos en los 60, jugando con su hermano mayor, José Díaz-Oliva, en La Misericordia, delante de la central térmica. / Archivo familiar

Sin embargo, destaca Carlos Díaz, la vocación artística no le viene de su hermano sino de raíz: «Desde chiquitito empecé a hacer cosas, tengo en mi casa una libreta en la que empecé a hacer paisajitos con cera, aunque me salía de los colores habituales porque ni el árbol era verde ni el río azul; ya buscaba nuevos caminos».

Y los nuevos caminos, diferentes a los de su hermano, los encontró y exploró, animado además por su padre, que siempre quiso que sus hijos adquirieran conocimiento y cultura, pero como explica, en el año 76, tras terminar un cuadro, concluyó que «no quería pasar hambre y cogí la rama del congelado del pescado, en la que he tenido un puesto importante de responsabilidad». Durante muchos años, explica, siguió pintando y a continuación, regalando cuadros, hasta que en 2015 se planteó retomar la vocación. Fruto de ese retorno es ‘La Vida en Abstracto’, la exposición en la Sala Manuel Barbadillo de Aplama, junto al CAC, que puede visitarse hasta mañana viernes y que, confiesa, «afortunadamente ha sido una bocanada de aire, me ha dado mucha tranquilidad».

El artista malagueño, delante de su obra ‘Eclosión’, que preside la sala.

El artista malagueño, delante de su obra ‘Eclosión’, que preside la sala. / A.V.

La bocanada de aire para este artista nacido en el barrio de la Victoria está simbolizada por los numerosos puntos rojos al pie de sus obras, signo de que han sido adquiridas por los clientes. De hecho, en estos tiempos de aprietos económicos Carlos Díaz lleva vendida la mitad de la exposición, con evocadoras obras de abstracción figurativa, cuadros abstractos pero repletos de símbolos y figuras porque como explica, «intento hacer diez cuadros en un cuadro». Y junto a los cuadros, piedras de la playa que ha decorado «porque como tengo tantas ideas en la cabeza, no me da tiempo a ir plasmándolas todas».

Por cierto que uno de los títulos de sus cuadros, ‘Amaneceres vitales’, parece el de su etapa actual, la del ilusionante regreso artístico. 

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