Huelin

Ferrería de Heredia: sigue la pesadilla

Los vecinos de Huelin vuelven a movilizarse contra la basura perpetua de esta parcela a pocos metros del Parque Huelin. Ahora denuncian la suciedad, las ratas y los problemas que les causa un gigantesco ficus. 

Un grupo de vecinos de la parcela del pasaje Ferrería de Heredia, el jueves de la semana pasada junto al problemático ficus, con basura, escombros y animales muertos al pie

Un grupo de vecinos de la parcela del pasaje Ferrería de Heredia, el jueves de la semana pasada junto al problemático ficus, con basura, escombros y animales muertos al pie / A. V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

De la puerta del Parque Huelin a la parcela abandonada sólo hay 30 metros y sin embargo, mientras en la zona verde reina el mantenimiento, en el solar del pasaje Ferrería de Heredia con calle Orfila imperan la basura, los escombros y las ratas, sin olvidar que en alguna ocasión han prendido fuego a coches abandonados.

En octubre de 2013 los vecinos más próximos a esta parcela privada, un bloque con casi cien pisos, protestaron por vez primera en La Opinión. Una década más tarde denuncian que el Ayuntamiento no ha sido capaz de poner coto a la suciedad de este terreno y a los muchos problemas que provoca. El terrizo, sin vallar, se usa como aparcamiento.

«El alcalde nos tiene sometidos a esta miseria, aquí hay ratas como leones», lamenta Antonio Robles, uno de los vecinos.

Ferrería de Heredia: sigue la pesadilla   | A.V.

ulio Retamero muestra los daños de las raíces del árbol en la calle. / A. V.

En esta ocasión, y no es la primera, la indignación se centra en un ficus que casi roza el bloque y que tiene una montaña de basura y escombros a sus pies.

«Lo principal aquí es la porquería que hay y cómo está, cuando a 50 metros está el Parque Huelin, todo allí está en condiciones y aquí pagamos tantísimo IBI», lamenta Jesús, un vecino, que cuenta cómo las ramas del ficus «las tengo en el balcón y no lo puedo abrir mucho porque está todo lleno de las plumillas para pájaros».

No sólo hay plumas, también pájaros muertos al pie del árbol, denuncia una vecina, mientras a su lado Esperanza, que vive en la primera planta, cuenta: «Las ratas andan por las ramas».

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Antonio Robles critica que tiene el ficus casi al alcance de la mano en su casa y lleno de suciedad. / A.V.

En este terreno, recuerda Antonio Robles, «hace poco una rama considerable cayó sobre un coche. Si pilla a una persona lo mata». Junto a él se encuentra Julio Retamero, quien hace una década ya denunciaba en este diario el estado de abandono del terrizo. Julio señala cómo las raíces del ficus han conseguido levantar pesados adoquines junto al bloque, empeorando el panorama.

«Tengo un local justo abajo y mira lo que tengo que soportar cada vez que paso por aquí», critica Rafi, otra vecina, que se pregunta: «¿Por qué tengo que soportar esto cuando paso por aquí con mis nietos».

«Aquí es que no escuchan, no sé quién es el culpable pero no hacen nada», resume Puri, que no se explica que los vecinos tengan que convivir tantos años con la suciedad. Esta vecina hace referencia al plan de urbanización de la zona, colindante con las últimas casas de El Bulto y el Cottolengo y pregunta: «Si la obra tarda años, ¿vamos a seguir con este descampado así?».

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Basura en el muro posterior del Cottolengo, en la parcela usada como aparcamiento, el pasado jueves. / A.V.

Mantener a raya la porquería

Los vecinos siguen sin entender, diez años más tarde del primer encuentro con La Opinión, que el Ayuntamiento no mantenga a raya la porquería, bien sea obligando al propietario de los terrenos o actuando subsidiariamente de forma más contundente.

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Escombros y basura entre los coches / A.V.

También están muy preocupados por el ficus, por eso en septiembre enviaron un escrito al concejal de Medio Ambiente en el que solicitaban el traslado del árbol, porque las raíces estaban causando «destrozos en la propia cimentación del bloque» y los vecinos se encontraban «desprotegidos».

El entonces director de Medio Ambiente, Luis Medina-Montoya, les contestó este mes que el árbol debe seguir en su sitio, que los problemas con la cimentación los debe solucionar el bloque y que la última poda se hizo el 15 de mayo «respetando la vertical de la propiedad, por lo que no existe peligro para los residentes con relación a una eventual caída de ramas en su interior».

Además, indicó que el crecimiento del árbol se mantiene «de forma que no invada la propiedad privada o se aproxime a menos de 1,5 metros a los huecos de fachada».

El Ayuntamiento contestará este jueves a las quejas de los vecinos, informó ayer una portavoz municipal.

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