Emblemas y blasones malagueños

Blasón del Conde de la Oliva de Plasencia

¿Quién fue ese personaje y qué hizo? ¿Por qué su escudo está aquí, en la Catedral de Málaga? Estos y otros interrogantes, querido lector, iremos desentrañando poco a poco en estas líneas

Capilla de San Francisco de Asís.

Capilla de San Francisco de Asís. / Catedral de Málaga

Antonio Lara Villodres

Antonio Lara Villodres

En una de mis visitas a la Catedral de Málaga, paseando y contemplando las numerosas y ricas capillas que alberga el templo, detuve mi recorrido al observar un gran retablo dorado, sobrio pero hermoso, del siglo XVI, en el que se encuentran dispuestos un sin número de imágenes en hornacinas, que lo adornan y representan entre otros, a los fundadores Santa Clara y San Francisco.

Pero sobre todo, lo que llamó mi atención fueron los dos escudos heráldicos que yacían en la parte alta del retablo, uno a cada lado y en el centro, un calvario.

Me refiero a la antigua capilla de San Francisco de Asís, en la que también se encuentran los mausoleos de los Torres, arzobispos que fueron de Salerno y Monreal respectivamente.

Como no aprecié información alguna sobre los referidos emblemas, hice mis primeras averiguaciones y resultó que esos escudos de armas pertenecían a la casa del conde de la Oliva de Plasencia, marqués de Siete Iglesias.

Y como se suele hacer cuando uno desconoce algo, me hice las preguntas de rigor, ¿quién fue ese personaje y qué hizo? ¿Porqué está aquí, en nuestra Catedral? Estos y otros interrogantes, querido lector, iremos desentrañando poco a poco en sucesivas líneas.

Rodrigo Calderón y Aranda

El conde de la Oliva se llamó Rodrigo Calderón y Aranda, nació en Amberes, Flandes en 1576. Era hijo del capitán de caballos de los Tercios de Flandes, teniente de la Guardia alemana Francisco Calderón y Aranda, comendador mayor de Montalbán y señor de Siete Iglesias y de María Aranda y Sandelín, señora de la Oliva de Plasencia, natural de Amberes, pero originaria de Valladolid.

A raíz de la muerte de su madre, Rodrigo junto a su padre, regresan a Valladolid donde establecen su nueva residencia. En ella realiza estudios en la universidad. Algo más tarde y por mediación de unos antiguos amigos de la familia, entró al servicio del vicecanciller de Aragón, posteriormente, en 1595 pasó al servicio, como paje, del marqués de Denia, Francisco Gómez Sandoval y Rojas, con el cual llego a ser su hombre de confianza.

El escudo, en la capilla de la Catedral de Málaga. | ARCHIVO ANTONIO LARA

El escudo, en la capilla de la Catedral de Málaga. / ARCHIVO ANTONIO LARA

Meteórica carrera política

A partir de ese momento, Rodrigo Calderón inició una meteórica carrera política en la Corte que le capacitó para alcanzar los más altos honores y empleos, aun que visto con recelo de su mentor, el duque de Lerma.

Rodrigo, hombre joven e inteligente pero de una ambición desmedida, supo atraerse en poco tiempo, la amistad de grandes y poderosos personajes, que le fueron acercando al Rey, el cual satisfecho de su buen hacer, le nombró poco después, su Ayuda de Cámara en 1598 y su secretario en 1601.

Entre otros empleos, títulos y mercedes que le fueron concedidos, señalaremos los de: señor de Rueda, de las villas de Grimaldo, Conchuela y castillo de Monfragüe, heredados de su madre; comendador de la orden de Santiago, en la villa de Ocaña; caballero de la orden de Santiago en 1611.

Y posteriormente los de Alguacil Mayor de la Real Audiencia y Chancillería, Escribano mayor de Valladolid; capitán de la Guardia alemana del Rey Felipe III; regidor perpetuo y correo mayor de esa ciudad; Privado del duque de Lerma y embajador en Flandes.

Como podemos comprobar un río de títulos y mercedes que lo encumbraron y enriquecieron y por ello fue muy envidiado por muchos de sus enemigos.

blasón del conde de la oliva de plasencia

Refugiados en la Catedral en 1937. / L. O.

Matrimonio

Rodrigo Calderón de Aranda contrajo matrimonio en Valladolid, el 5 de marzo de 1601 en la iglesia de San Ildefonso de la Sistérnica, con Inés de Vargas Trejo y Camargo, hija de Miguel Vargas y Camargo, señor de la Oliva, caballero de Santiago y comendador de Castilleja de la Cuesta y de Elvira Bermúdez de Trejo y Carbajal, perteneciente a una de las familias más influyentes de Extremadura.

Era Inés, heredera del señorío de la Oliva de Plasencia, nieta por línea paterna de Juan de Vargas, del Consejo de Felipe II y de Inés de Vargas Camargo, su sobrina, señora de la Oliva.

Posteriormente a su matrimonio, Rodrigo tuvo graves problemas con la justicia, como consecuencia del abuso que hizo de su poder, amparado entonces por el poderoso duque de Lerma en 1607.

Aquellos hechos fueron conocidos por el rey Felipe III quien lo perdonó, pero aun así sus ansias de poder eran ilimitadas. Por ello fue muy atacado por todos aquellos detractores al duque de Lerma y a él.

La muerte de la reina

El 3 de octubre de 1611 falleció la reina Margarita de Austria sin causa aparente, su muerte fue achacada por sus enemigos a los conjuros y hechizos que había protagonizado el favorito Rodrigo Calderón. Los adversarios de Rodrigo rápidamente enarbolaron esa muerte contra él.

Visto el cariz que había tomado su situación personal en la Corte, en 1612 se tomó la decisión de alejarlo lo más posible de sus enemigos, por lo que fue enviado como embajador a Flandes.

Tras volver de su etapa diplomática el rey Felipe el 13 de junio de 1614 le concedió el título de Castilla de marqués de Siete Iglesias. Unos años más tarde, el 20 de agosto de 1618, el monarca le vuelve a conceder otra merced, esta vez, la de conde de la Oliva de Plasencia.

Pasaron algunos años donde el caso de su corrupción, al parecer había quedado olvidado, pero tras desaparecer de la Corte el duque de Lerma, temiéndose lo peor y para quedar inmune ante las posibles consecuencias y represalias por haber defendido a su protegido Rodrigo, solicitó un cargo eclesiástico y se retiró de la escena política.

Detención

Con ello, dejaba plena libertad a todos sus enemigos que se volcaron contra Rodrigo Calderón acusándole de crímenes que algunos no había cometido, otros sí...el caso es que el 20 de febrero de 1619 es detenido por las fuerzas del rey en su propia casa palacio, bajo la acusación de diferentes hechos, entre ellos, el más grave, el de estar implicado en la muerte de la reina Margarita.

Muchas fueron las presiones que tuvo el rey Felipe III de los enemigos de Rodrigo Calderón, para que lo llevara a juicio, pero en marzo del año siguiente, 21 de marzo de 1621 el rey falleció y toda la máquina judicial se paralizó.

La subida al trono del nuevo monarca, su hijo Felipe IV, hizo que se reanudasen las presiones al nuevo rey, todavía muy joven, el cual al serle presentada la acusación formal y todos los cargos, ordenó que se reabriese el caso y se llevara lo más rápido posible.

Sobre esta rapidez inusitada, de solo casi cuatro meses de proceso, se sospecha que estuviera detrás la mano oculta del conde duque de Olivares, por aquellos días valido del rey, enemigo acérrimo del de Lerma, y por tanto, del marqués de Siete Iglesias.

La condena

La sentencia venía a decir que: se le acusaba de haber participado en la muerte de dos individuos y de haber sobornado a la Justicia, para obtener el perdón de sus delitos. También, que había aceptado cuantiosos sobornos y se había apropiado indebidamente de oficios, etc.

Y sin embargo, no se hacía mención de la muerte de la reina Margarita y otros hechos que se le imputaban. Pero desgraciadamente, sí se le condenó al pago de una fuerte suma de dinero. Además, la sentencia le retiraba todos los oficios, empleos y títulos que el anterior monarca le había concedido.

Por sus crímenes, Rodrigo Calderón fue condenado a morir degollado en el patíbulo, sentencia que se cumplió el 21 de octubre de 1621 en la plaza Mayor de Madrid. Fue enterrado, en el convento que habían fundado de Porta Coeli, en Valladolid.

Dos años más tarde del ajusticiamiento de Rodrigo Calderón, el rey Felipe IV quiso remediar aquel infortunio, otorgándole a su viuda Inés de Vargas y Trejo, mientras viviera, la merced de uno de los dos títulos que hubo en la casa: el condado de la Oliva de Plasencia, que llevaría hasta su fallecimiento en 1624.

Le sucedió en el título su hijo primogénito Francisco Calderón Vargas Aranda y Trejo, como tercer conde de aquella merced. Estaba casado con Catalina de Cárdenas y Chaves y con descendencia. Estos fueron patronos del convento de Santa Clara de Plasencia.

De Plasencia a Málaga

Los años fueron pasando pero la historia de esta infortunada familia no acabó allí... pues por los años de la Guerra Civil, la Catedral de Málaga refugio de muchas familias malagueñas, sufrió saqueos y pequeños incendios que evidentemente produjeron graves daños en el mobiliario sacro y ocasionaron la pérdida de algunos de los retablos antiguos existentes.

En los años 40, la marquesa viuda de Larios, María de los Ángeles Gutiérrez Suárez adornó con alfombras, imágenes y otros elementos religiosos, una capilla que estaba vacía desde hacía años, la antigua de San Francisco de Asís y la dotó de un hermoso y magnífico retablo, dorado, que había pertenecido a un antiguo convento de monjas clarisas en Plasencia. De resulta que, ese retablo, por sus claros distintivos heráldicos, no dejaba dudas de su pertenencia al convento y a la familia Calderón que habían sido patronos del mismo.

Para finalizar esta interesante y triste historia hay que indicar que el retablo mencionado se encontraba a la venta en un negocio de antigüedades de Plasencia y la marquesa, conociendo la capilla en cuestión y la necesidad de cubrir el gran hueco dejado por el anterior desaparecido, ordenó su compra y traslado a Málaga.

Descripción

El blasón que se describe a continuación, pertenece a la familia Calderón y alianzas.

Cuartelado: 1º, de oro, dos calderones de azur, con sus dos asas y en el cabo de cada una, dos cabezas de sierpe de sinople; bordura de gules con ocho aspas de oro. 2º, de plata, cuatros bandas onduladas de azur. 3º, de oro, un león de gules, coronado y alzado a un árbol de sinople, y 4º, de gules, cinco calderos de sable puestos en sotuer; bordura de gules cargada de ocho aspas de oro.

Acolada lleva la cruz de la orden de Santiago y al timbre corona de marqués.

Localización

  • Catedral de Málaga, capilla de San Francisco de Asís.