Política

Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Sevilla: en Málaga, 20 años después del 11M

Retirados ya de la primera línea política en la que defendieron ideologías diferentes en tiempos muy difíciles, ambos exministros abogan por "grandes acuerdos" entre los principales partidos que le ofrezcan garantías a los inversores, durante un foro económico celebrado en la capital malagueña

Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Sevilla, en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.

Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Sevilla, en el Museo Carmen Thyssen de Málaga. / Álex Zea

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

Dentro de un mes, habrán pasado justo 20 años desde los atentados en la madrileña Estación de Atocha que pararon en seco a todo un país. Aquel 11M, el alcalde del PP en la capital de España era Alberto Ruiz-Gallardón. Y de las elecciones generales celebradas sólo tres días después, emanó un Gobierno del PSOE en el que irrumpió como ministro de Administraciones Públicas el economista valenciano Jordi Sevilla. Ninguno de los dos se dedica ya a esa primera línea de la política en la que estaban en los albores de este siglo, en tiempos difíciles en los que también se estrenaba el euro. Ahora, ambos desempeñan sendos cometidos profesionales en el sector privado -vinculados principalmente a la abogacía y la consultoría economica, respectivamente- con esa vitola de voces autorizadas que los sitúa en tarimas como las del foro 'Diálogos para el Desarrollo', celebrado este segundo lunes de febrero en el Museo Carmen Thyssen de Málaga de la mano de Cajamar, Iberinform y Crédito y Caución.

Allí iban a hablar de economía y de recordarlo -para evitar cualquier comentario sobre la actualidad política española- se encargó el propio Ruiz-Gallardón cuando en una atención previa a los medios de comunicación se les preguntó por asuntos de actualidad, como la controvertida relación del PP con la amnistía y los independentistas catalanes. En ese caso, el exministro de Justicia -muy vinculado a la ciudad malagueña de Nerja- no abrió su boca o, como mucho, se ecomendó a una previsible batería de cumplidos y monosílabos. En cambio, Jordi Sevilla sí habló algo más de todo lo que se preguntó. Y, más allá de este contraste, ambos coincidieron en la necesidad de que los principales partidos políticos lleguen a grandes acuerdos para que España atraviese con garantías "un contexto socioeconómico de incertidumbre" como el que iban a analizar en el posterior almuerzo-coloquio.

Acuerdos entre partidos

De hecho, Ruiz-Gallardón abogó por que haya "grandes acuerdos entre aquellos que piensan distinto, entre aquellos que históricamente han alternado el poder, y que son los que pueden ofrecer una garantía de seguridad a aquellos inversores que en un mundo globalizado pueden escoger Málaga, otra ciudad de Andalucía, o cualquier otra ciudad española, pero que tienen como alternativa para invertir otra ciudad que está en cualquier otro país de la Unión Europea, en cualquier otra parte del mundo". "Para que resultemos competitivos, lo que tenemos que hacer es ofrecer seguridad jurídica y seguridad normativa", recalcó.

Asimismo, el exdirigente del PP no perdió de vista "los riesgos que supone la situación política internacional con la guerra de Ucrania; con un resultado incierto en las elecciones americanas que puede cambiar la vida de los norteamericanos y de todos los europeos; y con una situación que todavía no sabemos hasta dónde puede llegar como la de la guerra de Gaza". 

Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Sevilla.

Alberto Ruiz-Gallardón y Jordi Sevilla. / Álex Zea

"En ese escenario de incertidumbre, lo que tiene que hacer la política española es ofrecer elementos de seguridad, y esos elementos de seguridad no pasan -y hago mía la idea de Jordi Sevilla- por una contraposición permanente de modelos y de programas, sino por grandes acuerdos; si la política energética, si la política de infraestructuras, la política de seguridad o la política exterior estuviese acordada entre aquellos que alternan democráticamente el poder, los cambios de gobierno no significarían incertidumbre para los inversores", enfatizó Ruiz-Gallardón  

"A pesar del Gobierno"

Por su parte, Jordi Sevilla reclamó que "esos acuerdos que no estamos siendo capaces de ver en otros ámbitos de la política fuéramos capaces de pedirlos y de verlos en el ámbito de la economía, que en el fondo es de lo que comemos todos". A juicio del exministro socialista, "hay muchas preocupaciones que tienen que ver con la productividad, la renta per cápita, el tamaño de la empresa o con la I+D que deberían de ser objeto de grandes pactos y de grandes acuerdos sociales".

En esta línea, Sevilla desgranó argumentos que, incluso, destilaron ciertas críticas al Gobierno de Pedro Sánchez: "Yo voy a defender que afortunadamente en España la situación económica funciona un poquito mejor que la situación política. Posiblemente, como diría Felipe González, a pesar del gobierno, que es mi gobierno; pero es verdad que aunque vivimos una desaceleración en todo el mundo, las perspectivas para la economía española dentro de esa desaceleración son razonablemente buenas", subrayó Sevilla. 

La amnistía

Por un lado, Ruiz-Gallardón se abonó al mutismo sobre la postura del PP respecto a la amnistía: "Una de las grandes ventajas de dejar la vida pública es que uno ya no tiene que hablar de política", dijo. Y, por otro, Sevilla no tuvo problemas en ofrecer su opinión y transitar por planteamientos más cercanos a los de Felipe González o Emiliano García-Page que a los de Pedro Sánchez o su 'exjefe' Zapatero.

"Con independencia de lo que cada uno opinemos sobre la amnistía, no estuve a favor en su momento y sigo sin estar a favor, está quedando de manifiesto que la necesidad de abordar el problema de Cataluña -y sobre todo de ponerle fin al conflicto catalán que vivimos de manera muy dura en los últimos años- tiene que ser distinta de un 155 permanente y tiene que ser muy distinta de la radicalidad con la que hasta ahora se han ido abordando las propuestas que ha planteado el Gobierno", recalcó. 

Sevilla abogó por "rebajar mucho el diapasón en la política española". "Es legítimo estar a favor o en contra, pero las cosas tenemos que acostumbrarnos a defenderlas con un poquito más de calma; es tan difícil o tan imposible estar teniendo razón en todo o estar equivocado en todo... una de las bazas importantes de una democracia liberal es ser capaz de reconocer que a lo mejor el adversario tiene un poquito de razón y conviene también debatirla y discutirla", defendió el exministro socialista.