La Torre del Prado y la promesa de restaurarla

En ocasiones, los compromisos de los programas electorales se convierten en fuegos fatuos de corta vida, sólo presentes en el papel y nunca en la realidad. 

Así, es un misterio cómo un compromiso electoral mantenido con tenacidad por nuestro equipo de gobierno durante tres elecciones, de repente desaparece sin que nada se haya hecho por convertirlo en realidad. 

Ha ocurrido con la Torre del Prado, en el distrito de Campanillas. En el programa de los populares de las municipales de 2007 la promesa estaba clara: «Restauración de la Torre del Prado». 

Y puesto que en esos cuatro años de legislatura no pudo hacerse realidad, volvieron por sus fueros en 2011 con idéntico compromiso: «Restauración de la Torre del Prado». 

Pasaron los cuatro años de rigor y lo cierto es que en las municipales de 2015 no se aprecia ya la misma determinación restauradora: en el programa electoral el compromiso, un poco más etéreo, es el de «seguir impulsando la restauración de la Torre del Prado». 

Y hasta aquí llegó el impulso, porque no hay ni rastro de la torre ni en las municipales de 2019 ni en las de 2023, pese a que no se ha restaurado ni un centímetro de 2007 a nuestros días.

Presente en el catálogo de protecciones arqueológicas, el PGOU de 2011 ya proponía un programa «a 5 años» de consolidación o restauración de todas las viejas torres vigías del término municipal. Un brindis al sol con buena intención. 

En 2008 el firmante visitó la zona con el entonces concejal de IU Antonio Serrano, habida cuenta de que una década antes, en 1997, el Ayuntamiento había comprado 2,5 millones de metros cuadrados para hacer allí un gran parque forestal, en Huertecilla Mañas, sin que se apreciaran avances (en 2017 Ciudadanos lo volvió a reclamar y en nuestros días sigue sin aparecer en la lista de parques forestales).  

Lo que queda de esta torre de época medieval es la base. Se encuentra emplazada en un imponente peñasco con vistas increíbles de la ciudad. 

Como recuerda la ficha arqueológica, aparece mencionada por vez primera en los Repartimientos de Málaga como Torre Quebrada o Torre de Fajardo. Con la conquista cristiana la torre pasó a vigilar la enorme dehesa caballar que tenía a sus pies, el conocido como ‘Prado de los Caballos’, de donde le viene el nombre actual. 

A pesar de tres programas electorales, la Torre del Prado sigue igual. Si la promesa de restaurarla regresa una de estas elecciones, tampoco lancemos las campanas al vuelo. 

Suscríbete para seguir leyendo