Restauración

El renacer del Museo Loringiano de La Concepción

 Cinco restauradoras de la empresa mijeña Menia Restauración están volcadas en recuperar el esplendor del Museo Loringiano, en peligro por algunas goteras y grietas estructurales que estaban afectando a las pinturas del interior 

Las restauradoras pasarán tres meses dentro del templete dorio del Jardín Botánico Histórico para acometer su rehabilitación

Restauración del Museo Loringiano, en el Jardín de La Concepción.

Álex Zea

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Cuando Cártama no era Cártama sino Cartima, hubo una domus o casa típica de la era romana de esta localidad malagueña en la que el suelo de una de sus estancias principales estaba decorado con un mosaico que representaba el mito clásico de los doce Trabajos de Hércules.

En 1858, ese mosaico salió a luz -el primero de los que se hallarían más tarde en este municipio- y fue adquirido por el marqués Jorge Loring, que por aquel entonces estaba enfrascado, junto a su esposa Amalia Heredia, en la creación de un gran jardín en una finca que acababan de adquirir, La Concepción.

Trabajos para examinar el estado de las pinturas del Museo Loringiano y recuperarlas.

Trabajos para examinar el estado de las pinturas del Museo Loringiano y recuperarlas. / Álex Zea

Los marqueses, que compartían un gran interés por la arqueología, compraron el mosaico y lo trasladaron hasta su hacienda. Sobre él mandaron construir un templete dórico, adaptado a las dimensiones del hallazgo y coronado por una bóveda con una claraboya, donde el matrimonio conservaría todos los vestigios de etapas pasadas que fueron comprando.

En este espacio se conservó, por ejemplo, la Lex Flavia Malacitana, las tablas con las primeras leyes de la capital malagueña, hasta que fueron vendidas y reubicadas en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid. Tampoco el mosaico de los Trabajos de Hércules sigue allí -en su lugar hay una reproducción- sino que se encuentra en Getxo, Vizcaya, como suelo del panteón particular de la familia Echevarría-Echevarrieta, los segundos propietarios del jardín botánico-histórico.

Este templete, que pasó a conocerse como el Museo Loringiano, está declarado desde 1943 como Bien de Interés Cultural (BIC), al igual que todo el conjunto del jardín, considerado único en Europa.

Varias restauradoras de la empresa de restauración de patrimonio Menia, es la encargada de la restauración por completo del Templete, Museo Loringiano del Jardín de la Concepción.

Varias restauradoras de la empresa de restauración de patrimonio Menia, es la encargada de la restauración por completo del Templete, Museo Loringiano del Jardín de la Concepción. / Álex Zea

El renacer del Museo

Desde mediados de enero, un equipo de cinco restauradoras de la empresa mijeña Menia Restauración, están volcadas en recuperar el esplendor del Museo Loringiano, en peligro por las humedades, algunas goteras y grietas estructurales.

Son Cristina Moreno, fundadora de la empresa, Margarita Olmo, Pilar Jiménez, Isabel Luque y Encarna Aguilera, que la semana pasada mostraron a La Opinión de Málaga cómo se consigue el renacer de un templo del siglo XIX.

El primer paso fue, sin duda, realizar una inspección del estado de la edificación, en la que encontraron suciedad artificial, humedades que habían provocado la aparición de hongos -en especial, en la cara norte de la estructura, donde da menos el sol-sales solubles, cinco grietas que tuvieron que coser con varillas de fibra de vidrio y fisuras que ya están selladas.

Además, este equipo tuvo la suerte de que el trabajo en el templete les coincidiera con uno de los pocos días de lluvia que ha vivido Málaga en los últimos meses, lo que les permitió descubrir una grieta que discurría por toda la base de la claraboya y que estaba provocando las goteras.

Restauración del Museo Loringiano del Jardín de la Concepción

Las restauradoras examinan el estado de la bóveda. / Álex Zea

Afectando a la policromía

Esta humedad estaba afectando a la policromía que decora el interior del museo, en la que se pueden apreciar pinturas inspiradas en el neoclásico con motivos repetitivos con hipocampos y aspas.

«Nos hemos encontrado zonas abolsadas y levantadas, que hemos tenido que volver a recolocar en su lugar», explica Cristina Moreno, que apunta que la base de la pintura está hecha de yeso que se estaba disolviendo por la humedad que acumulaba el interior del espacio.

Para recuperar la pintura abolsada, como añade la responsable de la ejecución de los trabajos, Margarita Olmo, emplean papel japonés que se pega con adhesivo y luego se retira.

«Está siendo un trabajo muy bonito, además por el entorno en el que estamos», confiesa Olmo durante las explicaciones.

Eso sí, las restauradoras se han encontrado con zonas donde había pérdidas irreversibles, en torno al 30%, y que se afanan en recuperar, primero rellenándolas con estuco y luego lijándolas hasta dejarlas al ras de la capa de pintura. Estucar y desestucar, indican. «Lo que estamos haciendo es reponiendo el espacio», continua Margarita Olmo. «Y reintegramos cromáticamente las zonas de pérdida», añade Cristina Moreno.

Restauración del Museo Loringiano del Jardín de la Concepción

Andamio para llegar a la boveda. / Álex Zea

Parte de esa zona perdida afecta a los dibujos a mano alzada que rodean el interior de la estancia, para lo que las restauradoras han diseñado una plantilla que da continuidad al patrón.

Estas profesionales hacen pequeñas marcas en la pared, un punteado, a partir de la plantilla que les servirán de guía para reponer los dibujos a mano alzada. «Es una especie de calco, una forma de llevar el dibujo a la pared».

Moreno indica que esa reintegración cromática es la última fase del proceso de restauración, en la que se deben cerciorar de que todo el conjunto quede en «armonía», empleando siempre el mismo color o el más parecido posible al original.

Solución a las humedades

Para acabar por completo con el problema de humedades, el equipo considera indispensable que exista ventilación dentro del Museo Loringiano. Por ello, van a realizar varias aperturas en la puerta del templete.

«Le vamos a poner una rejilla para que ventile y no se condense la humedad. Porque al final las pinturas se vuelven a deteriorar si no eliminas los factores de riesgo», añade la fundadora de Menia Restauración, una empresa fundada en 2013 y que trabaja a nivel nacional.

Los trabajos tienen una duración de tres meses, por lo que prevén que el templo esté listo para reincorporarse a las visitas del público en torno a mediados de marzo.

El Área de Sostenibilidad Medioambiental del Ayuntamiento de Málaga adjudicó los trabajos a Menia Restauración a mediados de noviembre del año pasado. El presupuesto por el que se adjudicó la restauración del Museo Loringiano asciende a 22.364 euros.

Cristina Moreno, Margarita Olmo, Pilar Jiménez, Isabel Luque y Encarna Aguilera.

Cristina Moreno, Margarita Olmo, Pilar Jiménez, Isabel Luque y Encarna Aguilera. / Álex Zea

El Mural de la Luna Negra, cedido al Jardín

La Junta de Gobierno local aprobó la semana pasada aceptar la cesión temporal gratuita al Ayuntamiento de Málaga del «Mural de la Luna Negra», de Xavier Vilató, con el objetivo de que pueda seguir expuesta en la alberca de los claveles del Jardín Botánico-Histórico La Concepción hasta el 17 de diciembre de este año y con posibilidad de una prórroga de seis meses. La obra formó parte de la exposición «Le Jardin Circonflexe» que el artista protagonizó en La Concepción entre mayo y octubre de 2023. Aunque el resto de esculturas, cerámicas y bronces fueron retirados, el mural se mantuvo debido a que Vilató pretendía formalizar la cesión de esta obra, que queda perfectamente integrada en el entorno natural en la que está expuesta.

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