Entrevista | Julia Escudero Oftalmóloga pediátrica

«Se está hablando ya de la pandemia de la miopía y es por el uso excesivo de pantallas»

La oftalmóloga malagueña Julia Escudero advierte de que se están detectando muchos casos de problemas oculares asociados al uso excesivo de la visión de cerca y la falta de tiempo al aire libre

Julia Escudero en su consulta en el Hospital Materno Infantil.

Julia Escudero en su consulta en el Hospital Materno Infantil. / Álex Zea

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Julia Escudero (1968) lleva más de dos décadas dedicada a la oftalmología pediátrica, una especialidad, a lo mejor, menos conocida, pero encargada de resolver los casos más complejos relacionados con la vista de los más pequeños. Además vicepresidenta de la Sociedad Española de OftalmoPediatría (SEDOP) y encargada de coordinar la organización de las XII Jornadas Nacionales de Oftalmología Pediátrica, que han tenido lugar el 23 y 24 de febrero en Málaga y que han reunido a más de un centenar de especialistas.

«Lo que más me gusta es que es una subespecialidad en la que tienes mucha relación con otras especialidades como neurología, oncología o dermatología. Pero también con los maestros, los equipos de orientación educativa, las familias... con todos los estamentos que integran la vida de ese niño», explica con una sonrisa la doctora malagueña desde su consulta en el Hospital Materno Infantil de Málaga, donde concluye que lo que más disfruta de su profesión es «el poder ayudar a que esos niños puedan tener una vida mejor».

¿Cuáles son los principales problemas de salud visual en los niños?

Hay muchos problemas visuales en niños. Donde yo estoy ubicada, que es la unidad de Oftalmología infantil, vienen los problemas más severos y más graves de la oftalmología pediátrica. Los oftalmólogos de zona ven otras patologías, que son tal vez las más prevalentes, como la miopía, defectos de refracción, ojo vago, patologías de párpados....

Y dentro de esas patologías que le llegan, ¿cuáles suelen ser las más habituales?

Estrabismos, por ejemplo. Estrabismos que haya que operar o que no se hayan corregido con gafas. También son bastantes frecuentes aquí en el hospital las deficiencias visuales cerebrales (CVI), es decir, los niños que no ven bien por causas neurológicas, y las uveítis, que son unas enfermedades inflamatorias muy complejas de los ojos, que se da en niños que tienen enfermedades reumatológicas y que es bastante desconocido.

¿En qué consiste el estrabismo y cómo se puede tratar?

El estrabismo es la desviación de uno de los ojos, o de los dos ojos, del eje normal. Y eso puede conllevar un ojo vago. Entonces, según el tipo de estrabismo, la mayoría de ellos se pueden tratar con gafas o con parches, si el niño tiene ojo vago. O si ya con eso no es suficiente, se tiene que tratar con cirugía.

La doctora Julia Escudero se dedica a la oftalmología pediátrica en el Materno Infantil.

La doctora Julia Escudero se dedica a la oftalmología pediátrica en el Materno Infantil. / Álex Zea

¿Qué otras intervenciones quirúrgicas realiza habitualmente?

Aquí se hacen todas las operaciones quirúrgicas de todos los niños. Los estrabismos, por ejemplo, lo operan también los oftalmólogos que están en los hospitales comarcales. Pero aquí se tratan los casos de estrabismos complejos o las cataratas congénitas. Las cataratas en los niños también se dan con cierta frecuencia, aunque son completamente diferentes a las cataratas congénitas del adulto. Se tiene que operar de hecho con dos meses de vida como muy tarde. O sea, en esta unidad se hace toda la cirugía oftalmológica que requiere un niño de menos de 14 años.

¿Los bebés prematuros tienen más probabilidades de padecer ceguera?

Sí. La retinopatía del prematuro es una de las patologías que más frecuentemente vemos. Los niños que tengan menos de 32 semanas y menos de 1.500 gramos son los que tienen ese riesgo. Y a todos esos niños se les hace el despistaje de ver si tienen retinopatía. Y si la tienen, pues hay que tratarla, normalmente, con inyecciones de fármacos en el ojo, que eso todo se hace en la unidad de neonatología, o también se puede dar un tratamiento con láser.

¿De manera que son tratables y curables?

Son tratables, pero hay que hacer un despistaje muy exhaustivo porque en una semana te ha podido cambiar el fondo del ojo. Porque es un niño que ha nacido sin ese órgano, que es la retina. Entonces tiene que ir madurando e ir viendo, semanalmente, o cada dos semanas cómo va evolucionando, porque hay muchísimos cambios. Eso es algo que caracteriza muchísimo a la oftalmología pediátrica, que, a diferencia del adulto, el niño está en evolución, madurando. En adulto se hace un diagnóstico que, normalmente, es definitivo, pero en un niño, a veces, tardas años en hacer un diagnóstico porque no da la cara en las primeras exploraciones que se le hacen y porque, aunque lo tengas de pequeño, va a experimentar muchísimos cambios a lo largo de los primeros años de vida. Entonces es mucho más complejo por eso, porque está todo cambiando.

Imagino que de ahí viene la importancia de que se realicen revisiones periódicas, ¿cuándo se debería hacer la primera?

El pediatra nada más nacer un niño ya le está mirando una serie de cosas del ojo, para ver si tiene catarata, por ejemplo, congénita. Si tiene una catarata congénita, y al niño no se le hiciera eso al nacer, a los tres o cuatro meses nos lo manda, pero ya puede ser tarde. Entonces hay unos exámenes visuales que hace el pediatra nada más nacer. Y luego, cada vez que el niño va a su revisión de niños sanos, se le está mirando una serie de cosas en los ojos. Un protocolo de signos de alarma que les dimos nosotros para que supiesen cuándo nos los tienen que derivar.

¿A cuántos niños pueden atender al año?

El año pasado, por ejemplo, realizamos 4.938 consultas y 105 intervenciones quirúrgicas.

Cada vez se escucha hablar más de los efectos negativos que las tablets y móviles tienen en los más pequeños, ¿es cierto que el uso de las pantallas está aumentando los casos de miopía en los niños?

Sí, muchísimo. Los niños menores de cinco años no deberían usar pantallas. Y los de cinco años en adelante, muy restringido el tiempo. Porque estamos viendo muchísimos casos de problemas oculares asociados al uso excesivo de la visión de cerca. Más que las pantallas en sí, es un exceso de la visión cercana. Miopía, sobre todo.

¿Se ha detectado entonces un gran incremento?

La miopía se ha incrementado muchísimo en los últimos diez años. Se habla ya de la pandemia de la miopía y es por el uso excesivo de pantallas. Y también porque el niño no pasa suficiente tiempo al aire libre, cuando se recomienda unas dos horas al día a la luz solar. Se detectó en la pandemia que, por no haber pasado tiempo al aire libre, se incrementó la miopía, pero esas costumbres son como si se hubieran quedado. Los niños se pasan el día mirando las pantallas. Los padres, a veces, incluso se las dan para que no les molesten. Es muy típico ver en restaurantes niños de meses con una pantalla delante durante dos horas. Y eso es nefasto para la visión.

¿La miopía es un problema hereditario?

A veces sí, otras veces no. Hay un factor de riesgo si tienes progenitores miopes, pero no siempre. O sea, hay niños que son miopes sin que los padres lo sean. Pero si los padres lo son, se incrementa el riesgo muchísimo más.

¿Y es posible frenar la progresión de esa miopía?

Sí, perfectamente. Hay muchísimos métodos hoy en día para frenar la progresión de la miopía. Hay unas gotas que se llaman atropina, que se ponen diluidas. Hay gafas con diseños especiales para evitar la progresión de la miopía. Hay lentes de contacto con diseños especiales para evitar la progresión. Hoy en día tenemos la suerte de tener muchos métodos para evitar la progresión de la miopía. Pero lo más importante es no usar en exceso las pantallas y el pasar tiempo al aire libre.

Además de la miopía, ¿se ha detectado que el uso de pantallas esté causando otros problemas a nivel visual en los niños?

No. Lo que sí puede ocurrir es que un niño por el exceso de convergencia que hace cuando está mirando una pantalla pequeña, pueda desencadenarle un estrabismo, por ejemplo. Hay casos de estrabismos agudos y de que el niño no ve bien porque hace lo que se llama un espasmo acomodativo. Entonces, eso no es miopía. Eso es que el niño está haciendo un exceso de acomodación. O sea, está utilizando muchísimo la visión de cerca, y el ojo, cuando tú miras de cerca, enfoca, es decir se contrae una serie de músculos que tiene el ojo dentro para enfocar la imagen. De manera que, si tú te pasas mucho tiempo mirando de cerca, sin mirar a lo lejos, puedes tener lo que se llama un espasmo acomodativo, que se manifiesta como un estrabismo agudo. Aunque hay varias que se pueden presentar, tal vez las más frecuentes sean los problemas acomodativos y la miopía.

¿Cuáles suelen ser las señales que indican que un niño no ve bien?

Que un niño gire mucho la cabeza, por ejemplo, al mirar la televisión, que se frote los ojos, que parpadee mucho, o que guiñe los ojos. Esos son signos que pueden ser de muchas patologías y que habría que consultar.

¿A partir de qué edad es recomendable el uso de las lentillas?

Depende muchísimo del caso, de las costumbres de los niños, de la familia... Por ejemplo, si un niño de 8 años tiene padres miopes que usan lentes de contacto, saben lo que es el cuidado de la lente de contacto. Pero, depende del perfil del niño y de la responsabilidad que tengan. ¿El niño es ordenado? ¿Se lava las manos antes de comer sin que los padres se lo tengan que decir? Ese es buen candidato. El que es un desastre y lo tiene todo desordenado, ese no es el recomendado, porque las lentes de contacto tienen riesgo de infecciones. Pero no hay una edad a la que tú digas, a partir de aquí sí, porque hay niños con 7 años que la usan, porque son niños muy responsables y muy ordenados, pero, en general, antes de los 8 años es complicado.

Esta semana pasada se han celebrado en Málaga las XII Jornadas nacionales de oftalmología pediátrica, de las que ha estado al frente de la coordinación, ¿qué temas se han abordado?

Se han tratado muchos temas. He procurado que no sean temas que ya se han tratado en otros eventos cercanos organizados por la Sociedad Española de Oftalmología Pediátrica (SEDOP), como, por ejemplo, la retinopatía del prematuro. Pero hemos hablado de miopía, problemas de superficie ocular, uveítis, problemas de estrabismo... hasta hemos visto cómo elaborar un informe de discapacidad visual. Se han tratado también problemas neurológicos y de neuroftalmología, porque hay muchas patologías que están a medio camino entre la neurología y la oftalmología.

Lleva casi dos décadas en la profesión, ¿cuáles cree que han sido los principales avances que se han logrado en esta subespecialidad?

Sobre todo, la tecnología que ayuda a la captación de imágenes, que ha ayudado muchísimo al diagnóstico y a monitorizar los cambios. Los aparatos que ayudan a la captación de imágenes son muy importantes en oftalmología infantil porque son niños que, sobre todo los más pequeños, no colaboran para hacerlas, no tienen la capacidad de ponerse y mirar donde se le indica. Luego, también ayudan a detectar cambios muy pequeños que tú, a lo mejor, no te darías cuenta al tener una imagen al lado de la otra. Y también ha habido un gran avance en los tratamientos, sobre todo en fármacos y en la terapia genética, que también se ha abordado en la jornada. Por ejemplo, hace veinte años veías algunas enfermedades y decías: esto es una ceguera y no tiene solución porque es una enfermedad genética de la retina. Eso, hoy en día hay una terapia genética para tratar esa enfermedad.

Para terminar, ¿qué consejo daría o da normalmente a los padres para mejorar el cuidado de la salud visual de sus hijos?

Que no les den o compren móviles a niños de 8 años. Eso para mí es una barbaridad, para los oftalmólogos en general. Cuanto más tarde tenga un niño el móvil, mejor. Luego, nosotros tenemos una regla y es que no estén más de media hora de cerca. Y si tienes que estar más, por los deberes, que al menos descansen unos minutos mirando algo que está lejos, a más de seis metros. Entonces, el consejo es que no utilicen pantallas niños menores de 8 años para ocio. Y cuando tengan que usarlo para los deberes del colegio, si ya llevan más de media hora mirando de cerca, que descansen, se vayan a dar un paseo, que miren algo a lo lejos y luego sigan. Pero que no se pongan a mirar vídeos de YouTube de cerca otra vez horas y horas.

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