Dulces

Las tortas locas, ¿de padre catalán o malagueño?

El hijo del confitero malagueño Antonio Vázquez Sánchez defiende que su padre fue el verdadero creador de las famosas tortas en lugar del jugador barcelonés del Málaga Eduardo Rubio

Las Locas de Málaga

Bandeja de tortas locas en la confitería Aparicio, esta semana.

Bandeja de tortas locas en la confitería Aparicio, esta semana. / Alex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

«Mi padre trabajaba muy bien los hojaldres y un día cortó dos tortas, le puso su relleno de crema con su color, el amarillo huevo vegetal que se llama y luego su guindita y su cubierta de azúcar glas que se hace hervida». Así describe José Luis Vázquez cómo su padre, el confitero malagueño Antonio Vázquez Sánchez, que falleció hace unos cinco años a los 87, creó las famosas tortas locas en los años 50 A José Luis de 66 años, que también ha sido confitero aunque ya está jubilado, no le cabe ninguna duda que su padre fue el creador de este reconocido dulce, «lo que pasa que ni lo iba diciendo por ahí ni las patentó; estaba en su trabajo y en sus cosas, no hacía nada más que trabajar para todos nosotros», comenta a La Opinión. 

José Luis Vázquez muestra una foto de su familia, con su padre Antonio Vázquez, a la derecha, el creador de las tortas locas, según su hijo.

José Luis Vázquez muestra una foto de su familia, con su padre Antonio Vázquez, a la derecha, el creador de las tortas locas, según su hijo. / A.V.

El testimonio de José Luis Vázquez, que recalca que no tiene más interés que el de reivindicar la memoria de su padre, choca con la difundida versión de que fue el jugador del C.D. Málaga nacido en Barcelona, Eduardo Rubio Cao, el inventor de este dulce.

«Ponía el dinero y jugaba al fútbol»

 En su opinión, todo se debe a un malentendido, dado que Antonio Vázquez y Eduardo Rubio fueron socios y tuvieron un obrador juntos. «Eduardo fue mi padrino de bautismo», recuerda José Luis.

Pero en los inicios del negocio el hijo del confitero malagueño sostiene que el futbolista «no tenía ni idea de lo que era un dulce: él ponía el dinero y se dedicaba a jugar al fútbol y mi padre era el que hacía los dulces», subraya. 

Antonio Vázquez Sánchez, remarca José Luis, además de inventar las famosas tortas también les puso el nombre: «Mi padre contaba que fue al cine Albéniz y que ponían una película que no sé si se llamaba ‘Los años locos’ o algo de eso y dijo: pues voy a ponerle esto de las locas; tampoco él se acordaba del título de la película». 

Una vida de trabajo

Antonio Vázquez Sánchez nació hacia 1930 en la calle Hernán Cortés, muy cerca del Cuartel de Segalerva y era hijo de un carrero. Con la toma de Málaga por las tropas franquistas huyó con su abuela por el Camino Nuevo pero abuela y nieto regresaron y no se sumaron a la ‘desbandá’.

Trabajó desde pequeño, primero en una panadería y luego de aprendiz unos años en Anglada. «Luego mi padre se puso a medias con Eduardo Rubio», recuerda José Luis Vázquez, que señala que el obrador estaba en un bajo de la calle Prolongo, por encima de El Ejido, hoy calle Miguel Bueno Lara, «pero el que hacía la faena era mi padre», reitera.

Calle Miguel Bueno Lara, anterior calle Prolongo, donde nacieron las tortas locas.

Calle Miguel Bueno Lara, anterior calle Prolongo, donde nacieron las tortas locas. / C.M.

Fue en este local donde nacieron las locas. «Antes en Málaga se hacían mucho las tortas, había mucha hambre y la gente lo que quería era un dulce grande», explica el hijo, que señala que su padre y el futbolista pasaron a un obrador más grande en calle Pedro de Deza, en Capuchinos, «pero ya de socios, nada, Eduardo Rubio compró el local y mi padre era el encargado de la pastelería; dijo que sí porque tenía dos niños chicos y no tuvo más remedio que irse con él».

En ese negocio, con más personal, «las locas ya se vendían a espuertas». Un incendio en el local hizo que los dos compañeros de trabajo separaran sus caminos.

Antonio Vázquez, tras trabajar en una confitería de la calle Juan de Austria abrió negocio propio justo enfrente de donde nacieron las tortas locas, en la calle Miguel Bueno Lara. «Allí empezamos a trabajar yo y mi hermano. Mi padre cocía las locas en un horno de leña, algo que no lo ha hecho nadie en la vida. Todavía me acuerdo del aroma», subraya José Luis, que cuenta que ya por entonces, los primeros 70, muchas confiterías habían copiado la creación de su padre.

Antonio Vázquez Sánchez y su familia. Su hijo defiende que fue el inventor de las tortas locas en los años 50.

Antonio Vázquez Sánchez y su familia. Su hijo defiende que fue el inventor de las tortas locas en los años 50. / Archivo familiar

Antonio Vázquez fue también uno de los fundadores, con una decena de socios, del famoso obrador de calle Tejeros, del que tomaría el nombre. Allí trabajó hasta que montó la Confitería Vázquez en la casa donde nació, en calle Hernán Cortés, negocio que continuó su hijo José Luis. 

Además, como recuerda, el talento con el hojaldre de su padre le llevó a impartir clases para una empresa en Pamplona y de sus manos salieron otras creaciones como unas cañas alargadas de hojaldre y crema que llamó ‘palillos’ y las ‘cordobesas’, también de hojaldre y mojadas en azúcar. 

José Luis Vázquez quiere reivindicar que Antonio su padre fue el inventor de las tortas locas «y que por lo menos se le reconozca ahora, lo que en vida no le reconocieron»

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