Investigación

Investigadores malagueños descubren un nuevo posible fármaco contra el alcoholismo

Los profesionales han identificado que una molécula podría disminuir hasta un 90% las ganas de beber alcohol y reducir las recaídas 

Tras realizar varios experimentos con roedores, el siguiente paso es continuar estudiando para ver cómo podría trasladarse este uso a los humanos

El grupo de investigación dirigido por el doctor Carmelo Millón Peñuela.

El grupo de investigación dirigido por el doctor Carmelo Millón Peñuela. / La Opinión

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Un grupo de investigadores malagueños parece haber dado con la clave para reducir las ganas de beber alcohol y evitar las recaídas. Aunque socialmente esté aceptado, no hay que olvidar que el alcohol es un tipo de droga que afecta al cerebro y que puede causar adicción, además de otras muchas enfermedades. Cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,3% de todas las defunciones, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La lucha contra el alcoholismo sigue siendo, por tanto, uno de los grandes retos del siglo XXI. Sin embargo, gracias al descubrimiento de este grupo de investigación malagueño, dirigido por por Zaida Díaz, y liderado en este estudio por Carmelo Millón Peñuela, profesor titular del departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga (UMA), se podría estar un paso más cerca de una nueva terapia farmacológica para las personas afectadas por el alcoholismo, pues, tras años de trabajo, han logrado identificar que una molécula, la Galanina (1-15), disminuye la motivación por beber alcohol hasta un 90% y reduce la recaída alcohólica en roedores.

Este grupo de seis investigadores, perteneciente al departamento de Fisiología de la UMA y que trabaja con modelos animales, lleva años estudiando la implicación de algunos neuropéptidos (sustancias que están en el cerebro) en enfermedades neuropsiquiátricas, entre ellas el alcoholismo. En concreto, tras comprobar que había antecedentes de que la Galanina (1-15) estaba en las zonas cerebrales implicadas en la generación de la adicción, decidieron estudiar el efecto que esta molécula tiene sobre el consumo de alcohol en modelos animales.

«Lo que hicimos fue administrar un fragmento de Galanina (1-15) en modelos animales de experimentación de alcoholismo. Y el resultado que nos encontramos fue sorprendente porque comprobamos que la administración de este fármaco modulaba el consumo voluntario de alcohol en ratas de laboratorio y disminuía hasta un 90% la preferencia de estos animales por el alcohol», explica el doctor Millón, que subraya la importancia de buscar nuevos tratamientos para luchar contra el alcoholismo, sobre todo en los más jóvenes.

Hay que tener en cuenta que el primer gran obstáculo al que se enfrenta una persona alcohólica al intentar interrumpir su consumo es el síndrome de abstinencia, en el que el cerebro responde con síntomas como temblores, taquicardia o ansiedad, de manera que parece que la única forma de acabar con esos síntomas negativos es volver a consumir alcohol, creando así un círculo vicioso.

No obstante, si una persona logra superar esa fase de abstinencia se encuentra con el segundo gran obstáculo: las recaídas. Se estima que el 50% de las personas que sufren alcoholismo recaen en la bebida durante los primeros tres meses posteriores al tratamiento de su adicción. Uno de los principales motivos de esta vuelta al alcohol suele ser regresar a los sitios en los que se solía beber. Es lo que se conoce como recaídas por contextos, que han sido el centro de estudio de esta investigación.

Ante estas situaciones de posibles recaídas, el grupo de investigación malagueño decidió llevar a cabo dos modelos de investigación. Primero, uno más sencillo, denominado ‘modelo voluntario’, en el que se entrenaba al animal para que consumiera alcohol desde un biberón que se colocaba en su jaula. Una vez habituado, se le daba la opción de elegir entre un biberón con alcohol o uno con agua, y, tras medir diversos parámetros, comprobaron que los animales a los que le habían administrado el fármaco tenían hasta un 90% menos de preferencia por el alcohol.

Una vez demostrada la eficacia de molécula en la motivación por beber alcohol, decidieron dar un paso más y estudiar su efecto en las recaídas. Para ello, realizaron otro estudio con ‘modelos operantes’, para el que diseñaron una caja de administración que simulaba un contexto asociado con el alcohol (lo que sería una discoteca para los humanos), colocando una palanca que, con iluminación, indicaba la disponibilidad de la sustancia (para nosotros las luces de colores y la música). De manera que, si el roedor la pulsaba, recibía una recompensa en forma de alcohol (el equivalente a pedir una copa).

Tras recrear esta asociación del animal con la droga, los investigadores descubrieron que aquellos roedores que estaban administrados con el fármaco pulsaban menos la palanca, es decir, «pidieron menos copas», lo que significaba que recaían «significativamente menos» que los animales que no había recibido este fármaco, incluso si llevaban un tiempo sin «consumir alcohol», según las explicaciones del investigador malagueño.

De esta manera, el doctor Millón y su grupo comprobaron que este fármaco actuaba directamente sobre el circuito de recompensa, es decir, el que libera la dopamina, que es la sustancia que crea la necesidad de volver a consumir para poder experimentarla de nuevo. El siguiente paso ahora, según el investigador, es continuar estudiando para ver cómo podría trasladarse este uso a los humanos. Actualmente, solamente existen tres fármacos aprobados para el alcoholismo, pero los tres, según Millón, tienen «bastante déficit» y ninguno es «realmente efectivo», por lo que la búsqueda de nuevas dianas farmacológicas resulta todavía fundamental.

«Ahora estamos viendo distintas vías de administración compatibles con el uso en humanos para poder dar el paso a un futuro ensayo clínico y poder traducir esto en un fármaco. Pero el primer paso siempre es buscar una diana terapéutica y nosotros ya la tenemos definida con la administración de este neuropéptido, que es muy prometedor», concluye el doctor Millón, que, aunque reconoce que aún queda un «largo camino» y que esta es una investigación preclínica, subraya que el primer paso para encontrar una nueva terapia farmacológica para las personas afectadas por el alcoholismo «ya está dado».

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