Leche

El conflicto de la leche en la piel del ganadero de Málaga

Los vaqueros andaluces se han rebelado ante el contrato que les ofrece la multinacional francesa Lactalis, que supondría pérdidas de 20.000 euros al mes para los productores

Ganaderos tirando la leche de los depósitos en señal de protesta.

Ganaderos tirando la leche de los depósitos en señal de protesta. / AMANDA PINTO . VVA DE LA CONCEPCIÓN

Amanda Pinto

Juan Bueno es un ganadero de Villanueva de la Concepción cuya vida siempre ha girado en torno al negocio de la leche. Cada mañana, antes de que salga el sol, Juan prepara su artillería para dar paso a una dura jornada más. «La ganadería significa mucho para mi. Es algo que viene de familia desde hace unos 50 años». Sin embargo, lo que antes era el sustento de toda su familia, ahora a duras penas da para seguir adelante.

Este vecino del Sur del Torcal lamenta que la situación los está «ahogando» y que si no se encuentra una solución pronto, el problema se agravará a pasos agigantados. «Esto es una ruina por parte de una industria que no nos recoge la leche por no querer firmar un contrato a pérdidas».

Todo reside en la falta de acuerdo con la multinacional Lactalis, propietaria de la marca Puleva, que los obliga a firmar unos contratos que pondrían el precio de la leche muy por debajo de los costes de producción, pagando nueve céntimos menos por litro.

«Para nosotros es imposible seguir adelante si la compra de materias primas se multiplica y te bajan un producto en torno al 20 por ciento, además de tener el peor año de lluvias que yo recuerde. Todo esto hace que no podamos seguir adelante», asegura el vaquero.

Ante esta situación, ganaderos de toda la comarca de Antequera, así como del resto de Andalucía, se han puesto en pie de guerra para intentar paliar ese futuro incierto promoviendo la tira de leche a modo de protesta.

Juan, que ve cómo todo su trabajo se desvanece ante la falta de soluciones, aclara que con una parte de esa leche se está haciendo queso pero sin esperanza de poder venderlo salvando costes. Además, tampoco hay posibilidad de poder donarla, ya que debe ser sometida a un proceso de pasteurización en industria y la normativa vigente sanitaria impide que la leche fresca se pueda comercializar. «La tiramos porque no nos queda otra salida».

La situación de este ganadero no es solo un caso aislado. Miles de profesionales del sector ya se han unido a las reivindicaciones para poner fin a las presiones que llevan soportando desde hace varios meses por parte de una industria que los «manipula» con los precios y las condiciones.

Trabajo sin valorar

Ana Belén Atienza es otra personificación de esta protesta. Vinculada al mundo ganadero desde pequeña, recuerda su infancia rodeada de vacas y animales, incidiendo en que todo lo que tiene se lo debe al arduo trabajo de sus padres que nunca ha sido reconocido.

«Nunca se ha valorado el sector primario, parece que somos ciudadanos de segunda. Solo queremos vivir dignamente de nuestro trabajo», señala la ganadera haciendo hincapié en las grandes pérdidas que llevan arrastrando desde que comenzaron las protestas. «Tenemos los mismos costes, pero sin ningún ingreso. Las vacas tienen que seguir comiendo y las tenemos que seguir ordeñando, no son grifos que puedas abrir y cerrar cuando quieras».

A todo ello se une la sequía y la subida de los costes de producción, que ha provocado un incremento del precio de los cereales y los piensos y que hace aún más desesperanzador el futuro para estos ganaderos.